No sé si recuerdan un anuncio que lleva varios meses en la tele. Básicamente salen mujeres en distintas vicisitudes y una voz en off hace una pregunta respecto a lo que están haciendo en ese momento y la propia voz se responde diciendo siempre “tienes la regla”. No recuerdo quién se anuncia exactamente, pero deduzco –ya ven que en el momento de redactar estas líneas este cronista está especialmente brillante y espabilado- que se trata de un anuncio de alguna marca de productos de higiene íntima femenina. Da igual, no voy a perder un rato buscando el anuncio por internet, en realidad no viene al caso, porque como casi siempre en Marca Acme vamos a terminar hablando de la muy noble y muy leal ciudad de Jerez de la Fra… de sus usos y costumbres, más concretamente.
Desde hace quince o veinte años, cada vez que se tala un árbol en Jerez resulta que “está enfermo”. Da igual si en ese momento están gobernando andalucistas, populares o socialistas: llegado el caso, árbol que se tala, árbol que está enfermo. Se tiene un poco la sensación de que, sea quien sea el concejal responsable del ramo, cuando entra en su despacho a tomar posesión de su cargo lo primero que se encuentra es un cartelito en el que pone “Árbol que se tala, árbol que está enfermo”, como esos carteles camp para viviendas y vehículos tipo “Hogar, dulce hogar” o el ya directamente bizarro-mariano “Yo conduzco, ella me guía”...
Volviendo a la frase-eslogan del anuncio al que hemos hecho mención al comienzo… pues nada, a los hechos nos remitimos para resumir la actuación municipal: que quieres remodelar una plaza para ponerla así, a lo contemporáneo –fría, modernita, sosota- y resulta que te tienes que llevar por delante unos cuantos árboles, no hay nada como decir que “los árboles están enfermos”; que para hacer el carril bici no te cabe en el proyecto la calzada, la acera, el propio carril bici y el arbolado antiguo (y de buen tamaño)… pues nah, decides cambiar esos árboles por otros más pequeños, porque, claro “los árboles (grandes) están enfermos”; que se talan árboles que levantan el pavimentado con sus raíces, lo que no denota nada más que una mala elección, bien de la especie de árbol, bien de la calidad del pavimentado, pues otra vez a decir que “los árboles están enfermos”; y luego, efectivamente, hay veces que sí, que claro, que “los árboles están enfermos”, enfermos de verdad, como ocurre con todo antes o después en este mundo.
La última vez que hemos tenido que escuchar en Jerez lo de que “los árboles están enfermos” ha sido esta misma semana. Con motivo de la reordenación de la plaza Salvador Allende (hay que recordar que el presidente chileno víctima del golpe de estado de Augusto Pinochet da nombre al espacio, pero para la numeración de las viviendas se mantiene el antiguo nombre de Monjas Victoria), la primera medida visible ha sido la tala de cuatro árboles que llevaban, según los vecinos, varias décadas allí. Se trata de tres acacias y una morera que surtían de “sombra y sueño” (Gerardo Diego) –ya ven que además de brillante y despabilado el cronista se ha levantado también poético- a los vecinos y viandantes de la zona. Esta tala ha sido denunciada públicamente por la Asociación de Vecinos del Centro Histórico como “barbarie”, “auténtico despropósito” y una nueva demostración de la escasa sensibilidad de los gobernantes locales hacia el medio ambiente. También los ecologistas se han hecho eco de este asunto. Enfrente, el delegado de Urbanismo y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Jerez, José Antonio Díaz, ha declarado que los cuatro ejemplares que se han talado presentaban “un cierto deterioro” y que la medida se ha llevado a cabo tras una inspección previa a la redacción del proyecto. Díaz reconoce también que la iniciativa contempla la construcción de una rampa que facilite el acceso desde la plaza a Porvera que va por donde se encuentran estos árboles (cachis), que los ejemplares serán repuestos, que la plaza está muy degradada y que es la primera inversión pública que esta zona recibe en décadas.
Si hacemos un breve comentario a las palabras de Díaz, hay que decir que no se le puede poner un perejil a las tres últimas ideas que hemos recogido –degradación de la plaza, inversión y reposición del arbolado (matizable, veremos)-, por lo que vamos a centrarnos en las dos primeras, las que tienen contenido, ya que una vez más nos encontramos con árboles casualmente enfermos que están donde no tienen que estar (para los planes municipales). Así es. Hay unos árboles con “un cierto deterioro”, que ni siquiera esta vez están directamente enfermos, que se ubican -vaya por dios, también es mala suerte- justo por donde va a ir la nueva rampa que va de la plaza a Porvera. Una vez más. Una vez más al Ayuntamiento no le cabe todo, la nueva infraestructura –cuya necesidad desde aquí no se cuestiona, quede claro- y el arbolado antiguo con el que se encuentra.
La solución es fácil, llevamos años, ya digo, viéndola en Jerez con Administraciones municipales de distinto signo: arbolado al carajo. Curiosamente también ninguno de los otros árboles que hay en Salvador Allende –naranjos, cipreses y una palmera… que tampoco es el vergel del profeta, eh, no nos vengamos arriba- ha sido diagnosticado como enfermo. Al menos no por ahora. Estar en el sitio preciso en el momento justo, parece ser el primer síntoma de salud para el arbolado de Jerez. Y al revés. Vaya, vaya, casi como ocurre con las personas…
Coda: Con el artículo ya hecho y entregado va un vecino de la zona y me dice que está totalmente de acuerdo con las obras, que así por lo menos no habrá ‘bolizas’ dando el coñazo en la plaza durante unos cuantos meses…


