Den un paseo, el fin de semana que les quede libre, por la costa gaditana, tan hermosa en esta época.
Con permiso de las Fiesta de la Vendimia —seudoferia descafeinada—, del mes de septiembre y de los listos —ahora hablaremos de ellos— que se cogen las vacaciones en septiembre, esa expresión, Operación Retorno, a la que podríamos sumar otras como depresión posvacacional o vuelta al trabajo, suena chunga. Lo de los listos lo digo porque, dando un garbeo por el litoral y/o La Janda, uno se encuentra a esas familias o guiris con instinto de supervivencia que huyen del bochorno estival, con esa sensación tranquila, satisfecha del que ha sido capaz de huir de la euforia y la masificación de comienzos del verano cambiándola por el sosiego que se respira en estas fechas. Y sobre todo sabiendo que, siendo más listo el que ríe el último, cuando le toque sentarse de nuevo a la sombra en la oficina ya no quedara ningún Curro por irse al Caribe. Bueno, sí, el trabajo (curro) que se vaya al carajo (Caribe) con la crisis, pero ésa es otra historia. Y perdonen la tentación de explicar un chiste propio, pero es que me parecía un tanto rebuscado.
Gente repelente, debo decirlo, que me recuerda a esos niños que, cuando yo de pequeño me comía mis golosinas y paquete de patatas Matutano, esperaba pacientemente para restregarme sus chucherías, cual tesoro aún intacto. Masticaban pausadamente mientras yo acababa de atragantarme y apenas había sido capaz de saborear tan suculentos manjares.
Pues eso. Den un paseo, el fin de semana que les quede libre, por la costa gaditana, tan hermosa en esta época. Ahí los verán, disfrutando con toda la calma del mundo de sus merecidas vacaciones. Los odiarán un poco, pero la vida da muchas vueltas. Y ahí está octubre, acechando para todos. Además, qué narices, ya saben, también aguardan San Dionisio, La Constitución, El Día de Todos los Santos y las zambombas a la vuelta de la esquina. Si me apuran, hasta la Semana Santa y la Feria. Paciencia.
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