Lo cierto es que aplicar el término extraordinario para referirse a la salida de procesiones en Jerez durante el otoño hace mucho que no es adecuado.
Leo en Diario de Jerez que octubre va a ser un mes nuevamente extraordinario en lo que a procesiones se refiere, que dos hermandades saldrán a la calle a conmemorar distintas efemérides. La información la firma Kiko Abuín –a quien conozco y respeto, vaya por delante- pero lo cierto es que aplicar el término extraordinario para referirse a la salida de procesiones en Jerez durante el otoño hace mucho que no es adecuado, ya que no puede ser considerado extraordinario algo que, simple y llanamente, se ha convertido en ordinario. Todos los años hay una –y dos y tres- salidas ‘extraordinarias’ al comienzo del otoño, por lo que no estaría de más que estas fechas pasaran a llamarse directamente la Semana Santita, o la Semanita Santa, o mejor, parafraseando al Rocío, pues la Semanita Chica o la Santita Chica, no sé, esto tiene más combinaciones que una quiniela reducida.
Yo, en realidad, no tengo nada contra las salidas procesionales extraordinarias u ordinarias. Me dan exactamente lo mismo como tales, pero mi neutralidad de partida se resquebraja al tratarse de un tema en el que sus protagonistas, las hermandades, dan por hecho que cuentan –porque así ha venido siendo desde que el mundo es mundo- con que se va a poner a su disposición una serie de recursos públicos por parte del Ayuntamiento (sobre todo Policía Local) y con que una vez más van a contar con la paciencia de los vecinos que soportan las incomodidades del cortejo y sus ensayos (restricciones en el horario de garajes, cortes de calles, música a deshoras para que los ‘entrenamientos’ sean llevaderos, etc). Creo que no estaría de más que este tema, con mucho más calado social que un “quítame de allá este busto” de un escritor olvidado, fuera objeto de debate en el pleno municipal, entiendo que por iniciativa de la izquierda, bien IU bien Ganemos. Sería divertido ver qué piensa al respecto el PSOE gobernante –siempre poniendo una vela a dios y otra al diablo- en lo que podría ser su primer aprieto público con sus aliados y, por otra parte, ver a los munícipes dejar de lado esos temas internacionales en los que, al parecer, son expertos, y tener que opinar abiertamente sobre un tema que interesa a todos los ciudadanos, tanto a los que están a favor de estas procesiones extraordinarias-ordinarias, a los que están en contra, y a los que, como es mi caso, se sitúan en el ‘no con mis impuestos’. Veremos. ¿Apuestan? Efectivamente, el no, es decir, que no se va a plantear, cotiza 3 a 1…
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