Hace poco argumentaba que en estas elecciones la decisión de votar izquierda o derecha (más bien progresismo-conservadurismo) estará supeditada a la decisión previa de votar regeneracionismo (Podemos, Ciudadanos) o inmovilismo (PP, Psoe). También señalaba que un elemento definitorio de la opción regeneracionista eran unos candidatos “no profesionales”. La existencia de un currículo profesional al margen de la política es un elemento definitorio de tales candidaturas, íntimamente relacionado con su credibilidad. La regeneración empieza por los símbolos, por el candidato propuesto. No se trata solo de cambios estéticos en los logos, corbatas o chaquetas, se trata de presentar un candidato creíble y, sobre todo, coherente con los mensajes que manda a la ciudadanía y las demandas que presenta a la clase política.
El proceso de identificación que, según Lakoff, es el elemento clave en la conducta de voto, se ve facilitado por la existencia de personas con las que identificarse. Y es en ese ámbito en el que el carácter de político “no profesional” entra en juego. Ni Pedro Sánchez, ni Rajoy son creíbles en ese aspecto. Llevan décadas en política, sus currículums son poco creíbles, cuando no una fabulación y sus intentos para captar ese voto regeneracionista son, cuando menos, risibles.
Estamos ante un número creciente de votantes, cada vez de mayor edad que han decidido votar regeneración. Algunos, los menos, lo habrán hecho tras leer concienzudamente el programa, pero la mayoría habrán "decidido” casi siempre de modo “no consciente” al identificarse con un candidato, al que considerarán uno de los suyos, digno de su confianza y al que votarán. Esa decisión se verá facilitada por el grado de consonancia/disonancia de los mensajes del candidato con las ideas pre-existentes en el sujeto. A mayor disonancia mayor dificultad en la “digestión” del mensaje, mayor rechazo del mismo. Existen sesgos que atenúan o intensifican esa resistencia (apariencia, carisma...) pero es el “encaje” del mensaje con lo que ya piensa el votante lo que determina el cambio de actitud.
Disminuir el grado del disonancia es lo que explica la evolución en las propuestas programáticas tanto de Podemos como de Ciudadanos, en un proceso equivalente pero de signo contrario. Así, Podemos ha tenido la necesidad de moderar su mensaje para facilitar la identificación de un cuerpo de votantes e inscritos más amplio (en número y representatividad), entre los votantes (y sobre todo entre los inscritos) en Podemos cada vez hay más clase media y su influencia es más determinante, moderando aún más el discurso e incomodando a los más radicales,-léase originales-.
Este proceso es determinante para lograr que Podemos sea percibido un gobernante verosímil, creíble, desactivando la estrategias del voto útil que trata de configurarlo como el partido utópico con medidas irrealizables, una vez que se le perdió el miedo su masa crítica supera el umbral necesario para ser un partido con posibilidades reales de gobierno, en un proceso comparable con lo sucedido en Grecia con Syriza. Podemos ha debido moderar su discurso nuclear para que no sea excesivamente diferente. La Renta Básica Universal se convierte en Renta Mínima Garantizada imitando el modelo Vasco o la Nacionalización del sector energético se transmuta en la fiscalización del mismo.
El discurso de Podemos ha logrado, por fín, equilibrar sus propuestas de manera que encuentran puntos de anclaje fuera del regeneracionismo, votar a Podemos ya no es solo un medio de castigar a PP, PSOE o IU, es votar una nueva forma de hacer política y sobre todo de hacer gobierno. Queda mucho por hacer, sigue siendo necesario restar peso a opciones radicales que tratan de enquistarse en el partido usando los métodos de la vieja política, pero a pesar de ellos Podemos seguirá cambiando, evolucionando, cada programa es mas realista, aplicable, verosímil que el anterior, cada vez es más fácil comprender y compartir las propuestas de Podemos, cada vez es más difícil tener miedo a su entrada en las instituciones.
No parece tan fácil el camino para Ciudadanos, sus propuestas no regeneracionistas parecen improvisadas cuando se les saca de su terreno de juego habitual (la Unidad Nacional) y su carácter de partido "prefabricado" empieza a pasarles factura. No sería buena cosa que desaparecieran o se desinflaran, existe regeneracionismo también entre los votantes conservadores y este país necesita una derecha moderna, íntegra y honesta.
El día 21 empieza un proceso diferente, con ambos partidos en el Congreso, con unas nuevas reglas de juego. Las negociaciones nos enseñaran mucho de ambos, de sus propuestas y métodos. Pocos, espero, se arrepentirán de su voto entre los regeneracionistas, muchos, estoy convencido, lo harán entre los inmovilistas.