Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, llevaba muchos días sin apariciones públicas, sin aceptar preguntas de la prensa. Con la pandemia desatada por la tercera ola y la presión hospitalaria colapsando el sistema, con los sanitarios exhaustos y todavía con deudas del SAS de 2019, descartó acudir la pasada semana a un pleno extraordinario en el Parlamento andaluz para dar cuenta de la gestión de la evolución de la alerta sanitaria y, el mismo día, se fue a Linares de visita institucional, donde fue abucheado.
Este miércoles ha reaparecido públicamente y, entre las declaraciones, una ha llamado la atención de los medios nacionales. Sin más apostillas. Sobre la designación de Miquel Iceta al frente del Ministerio de Política Territorial, el “moderado” Moreno Bonilla ha expresado su “preocupación” y ha trazado un paralelismo que ha debido gustar de Despeñaperros para arriba: "Es como poner a un negacionista al frente de la lucha contra la pandemia”. Ha dicho eso por la declaraciones que el socialista catalán ha realizado sobre el territorio español en su ya dilatada trayectoria política. Veremos si es para preocuparse lo de Iceta al frente del Ministerio, pero desde luego si se rescatara lo que dijo o lo que hizo (o lo que no hizo o no dijo) Moreno Bonilla en su ya dilatada trayectoria política, lo mismo se entendían muchas cosas. Desgraciadamente —y eso quizás sea lo que más enerva a la opinión pública—, el que esté libre de incoherencias y contradicciones en política hoy en día, que tire la primera piedra.
Hoy en día en política, el que esté libre de incoherencias y contradicciones, que tire la primera piedra
Olvida el presidente del Gobierno andaluz que lo es, desde hace dos años, porque puso su futuro político —y el de los andaluces— en manos de la extrema derecha, esos que entre otras cosas han dado sobradas muestras de negacionismo durante diez meses de pandemia de coronavirus. Moreno, el moderado, olvida que cabalga junto a jinetes desbocados que lo mismo criminalizan sin pudor a menores extranjeros, que niegan la violencia machista, que niegan la necesidad imperiosa de buscar la justicia y reparación a través de la ley de memoria democrática. Perfiles políticos que no tienen reparos en utilizar lanzallamas para incitar al odio, aunque haya que dar golpes y mandar a tomar por culo (sic) al mismísimo Parlamento.
Moreno, y el PP andaluz, gobierna gracias, para más inri, a negacionistas de las autonomías, donde tienen acomodo y sueldo público en sus parlamentos, y gracias a negacionistas de servicios públicos como la Radio Televisión Pública Andaluza (RTVA), que si por ellos fuera ya estaría cerrada y con cientos de familias en la calle. Moreno ha salido hoy en muchos noticiarios con su ocurrente valoración de la crisis de Gobierno de Pedro Sánchez, que tenía muchos flancos por las que ser atacada, y ha optado por recurrir a rociar con gasolina para avivar el fuego. Eso sí, con ese tono suavón y condescendiente que suele emplear con cara de no haber roto nunca un plato. Aun así, ha afirmado que el Gobierno andaluz de PP-A y Ciudadanos (Cs) mantendrá "la mejor relación posible, la más colaborativa”. Seguro que sí.
Comentarios