Andalucía despide 2019, el año del cambio

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Juanma Moreno, en una imagen reciente. FOTO: JUNTA
Juanma Moreno, en una imagen reciente. FOTO: JUNTA

Andalucía despide 2019, un año que sin duda quedará marcado a fuego en la historia democrática reciente de la comunidad autonómica como aquel en el que el PSOE dejó de gobernar en la Junta. Más allá de si hay un gobierno del cambio, lo que está claro es que ha habido un cambio de gobierno. Ya era hora. No es baladí y la alternancia de gestores políticos, aunque solo sea por higiene democrática, tenía irremisiblemente que llegar. Después de casi 40 años de gobierno monocolor en San Telmo ya tocaba airear puertas y ventanas, levantar alfombras y emprender (o intentarlo) un giro en las políticas que, sobre todo, en las últimas dos décadas no han hecho más que lastrar a los andaluces, a pesar de los ingentes fondos europeos recibidos en todo este tiempo. Nadie dará cuenta de dónde, ni cómo se perdieron. Hay que ir curándose tanta indolencia.

El cambio vino como vino y no hay mucho más que añadir. La soberbia y la autocomplacencia de un socialismo andaluz que jamás pensó que llegaría su hora dieron paso a una ecuación democrática por la que también optaron los andaluces y que es tan legítima como cualquier otra suma de fuerzas políticas. Esa es la realidad, aunque a algunos la nieguen porque no les cuadre. Otra cosa es la Voxdependencia del actual Ejecutivo andaluz y su forma de torear las presiones de la ultraderecha. Otra cosa es que cambie todo para que nadie cambie en una mala suerte de gatopardismo que por otra parte se reproduce como un virus en casi todas partes. Otra cosa es que quieran erradicarse malas praxis del pasado renovándolas por otras nuevas. O que importe más la imagen y la propaganda que hacer las cosas bien. En cuanto al partido de Abascal, por ahora, salvo algunas imposiciones ideológicas que está por ver si se aplican, poco que temer.

El cambio en las apariencias, sin embargo, no ha impedido que se altere el fondo cuantitativa y cualitativamente. No era esperable, desde luego, a la vista de las lacras estructurales que asoman en una región preñada de un futuro que nunca llega. Desde luego, Juanma Moreno no ha llegado a presidente por prometer 600.000 empleos, algo que todos sabemos casi imposible que pueda suceder en cuatro años. Esa Andalucía imparable que nos vendieron al parecer murió en un AVE en Santa Justa y no ha llegado a extenderse al conjunto de las poblaciones que conforman un territorio con casi 8 millones y medio de almas. Muchas de estas personas, lamentablemente, siguen en riesgo de exclusión o en situación de pobreza severa, unos resultados inalterables (cuando no van a más) desde hace demasiado tiempo. Por ellos, al menos, merece la pena seguir teniendo esperanza.

Andalucía despide 2019 con la sentencia de los ERE, la primera de muchas que vendrán por un golferío abominable a costa de lo público y por el que sus responsables deben responder por acción u omisión. Una sentencia, en todo caso, que no cura los males de esta tierra, pues ni el dinero se repondrá, ni lo males dejarán, de una manera o de otra, de seguir beneficiando a los de siempre en detrimento de quienes más sufren los arbitrios y las componendas del poder. Creer lo contrario sería mucho creer. Hay un nuevo Gobierno en Andalucía y eso ha sido noticia a cinco columnas este 2019 que se va.

Hay un nuevo Ejecutivo que ha aprobado dos presupuestos en medio año y que todo apunta a que agotará la legislatura. Es difícil evaluar en algo menos de doce meses —la toma de posesión de Juanma Moreno fue bien entrado el pasado enero— si el cambio es realidad o pura fachada. Es difícil calibrar en este tiempo, sin cantinelas de partidismo barato, si Andalucía retrocede (aún más) o sale medianamente a flote. Al menos algo se mueve, y eso ya es noticia. La noticia era el cambio y de eso se ha beneficiado el Gobierno bipartito de PP y Cs que sabe de sobras que el mejor aliado de sus políticas en el año que entra seguirá siendo el PSOE andaluz y la heredera de su vetusto legado, Susana Díaz. Por todo lo que hizo y, desde luego, por todo lo que no hizo. Hay partido. Andaluces, levantaos.

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