La parodia facha

Raúl Solís

Periodista, europeísta, andalucista, de Mérida, con clase y el hijo de La Lola. Independiente, que no imparcial.

Abascal se hace un selfie con uno de sus seguidores.
Abascal se hace un selfie con uno de sus seguidores.

Todo es expectación. El nuevo Parlamento andaluz se va a constituir con los votos de la extrema derecha. Por primera vez, los partidos de derechas gobernarán Andalucía -digo “partidos” porque políticas de derechas lleva Andalucía sufriendo hace décadas con el sello del PSOE andaluz-. La tarde ha terminado. Ciudadanos se hace con la Presidencia de la Mesa del Parlamento de Andalucía y, a cambio, el PP se hará con la Presidencia de la Junta poco después, tras la escenificación del acuerdo con la ultraderecha.

Un hombre alto, muy alto, de más de 1,90 centímetros de altura y con pluma de macho alfa, hace declaraciones a los medios de comunicación delante de la estatua de Blas Infante que preside el exterior del Parlamento andaluz. Un ejército de cámaras inundan el diámetro de Ortega Smith, el número dos de Vox, un falangista que se ha equivocado de siglo al nacer.

Con 12 diputados de ultraderecha dentro de la Cámara andaluza, su partido se ha convertido en el árbitro de la política andaluza que echará al PSOE de la Junta en pocos días. Ortega Smith, mentón dirección al cielo, mirada de malo y con acento castellano perfecto del que se sentiría orgullosa la mismísima Isabel La Católica, patrona del facherío compatriota, se despacha a gusto delante de la escultura de Blas Infante, el hombre que dio la vida por Andalucía y que sigue en una fosa común tras 40 años de democracia.

Ya está en marcha la Reconquista a caballo de una pandilla de pijos engominados criados entre algodones y que proceden de los chiringuitos y mamandurrias que repartió el PP a troche y moche cuando ataban los perros con longanizas. Ortega Smith parece que ha dejado a la bestia amarrada en unas caballerizas del siglo XV y que se ha colado en el Parlamento andaluz para grabar una ficción histórica de las que tanto gustan en la TDT party.

La almeriense Marta Bosquet, de Ciudadanos, ya es presidenta del Parlamento andaluz con los votos de su partido, del PP y de la extrema derecha. Todo son aplausos, abrazos y miradas cómplices entre los miembros del trifachito. A las pocas semanas, las puertas nobles del Parlamento andaluz se vuelven a abrir para investir a Juanma Moreno presidente de Andalucía. Esta vez, con el apoyo de su partido, el PP, Ciudadanos y de la extrema derecha.

Trumpismo

Las tres familias juntas de la derecha española en amor y compaña no serán vencidas. Andalucía es noticia en medio mundo. El patio del Parlamento está lleno de estudios móviles de televisión y radio desde donde emiten en directo los principales informativos del país. El trumpismo ha entrado en España por Andalucía y el socialismo de derechas que ha sido el PSOE andaluz cederá su trono a la derecha original, que, para copias malas, la gente siempre prefiere lo original.

Ortega Smith hoy no hace acto de presencia en el Parlamento por el que dio su vida Blas Infante. Ha venido otro hombre, más bajito, de barba poblada y envanecido hasta el infinito tras la toma de protagonismo de su invento fascista con tipografía posmoderna, financiado con dinero iraní e inventado en las salas de máquinas de FAES, la fundación de José María Aznar que vive gracias a las subvenciones pero que critica que los pobres vivan del Estado.

El hombre de la barba poblada y recortada como si fuera un hipster de éxito de la Alameda de Sevilla, Malasaña en Madrid o del barrio de Ruzafa de Valencia, se pasea por los pasillos del Parlamento andaluz como si fuera un legionario en su jura de bandera. Poco más de metro sesenta, ancho de espalda y estrecho de culo, pecho henchido y andares afeminados que recuerdan a Franco, el líder de Vox desfila por los pasillos de la sede de la soberanía del pueblo andaluz con una cohorte de simpatizantes, cámaras de televisión y curiosos. “Es Santiago Abascal”, grita la portavoz del PP de un pueblo del área metropolitana de Sevilla donde, en las elecciones generales de este domingo, los resultados le han salido a pagar.

Allí están todos convocados, felices y exultantes. PP, Ciudadanos y Vox han rubricado un pacto de legislatura que ha puesto a los socialistas caras de funeral. Los diputados de Adelante Andalucía, divididos entre la solemnidad de Antonio Maíllo (IU) y los aspavientos y camisetas de la chavalada de Anticapitalistas, sector que controla Podemos en Andalucía, hubieran dado  lo que no tienen por votar a favor de la investidura de Susana Díaz y evitar a las bestias de la extrema derecha.

El Cid Campeador

El hombre que no hizo la mili pero que la quiere imponer como obligatoria, con andares de señorita de barrio fino envueltos en pantalón de tallo bajo, se para delante de una auténtica telaraña de micrófonos, periodistas y cámaras de televisión. Se siente poderoso, más que un legionario, menos que la División Azul y casi igual como Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, esa figura insigne del facherío patrio que no resiste la máquina de la verdad historiográfica.

El hombre que habla de la “España viva”, pero que no ha fichado nunca a las ocho de la mañana, seguramente tenga alguna autorrepresión sexual mal gestionada, porque no es normal ese nivel de homofobia que se gasta teniendo esos andares tan sospechosos. Dicen los psicólogos que sólo se le tiene fobia a lo que no has conseguido domar en tu fuero interno. Mira que si Abascal termina teniendo un novio como aquel líder de la ultraderecha austriaca, Jörg Haider. ¡Qué salseo!

El destino ha querido que el fascista que insulta en sus mítines a Blas Infante esté sentado al lado de Pilar Távora y Pilar González, dos pilares del andalucismo y guardianas del ideal del Padre de la Patria Andaluza que fue fusilado por los padres y abuelos ideológicos de los falangistas que hoy se sientan en la autonomía andaluza para destruir el legado del notario de Casares (Málaga), que fue asesinado con dos tiros en la nuca la noche del 10 al 11 de agosto de 1936 mientras gritaba 'Viva Andalucía Libre'.

Juanma Moreno ha sido investido presidente de la Junta de Andalucía, con el apoyo de Ciudadanos y de Vox. Las derechitas cobardes y la extrema derecha sueñan con repetir fotografía del acuerdo en el Congreso de los Diputados. Juntos se sienten invencibles y han hecho un pacto de no agresión con el que creen que van a ampliar el espacio de la derecha ondeando las banderas del odio contra Cataluña, los trabajadores, los inmigrantes, las personas LGTB y las feministas. Nada se les resiste a su paso.

Vox incluso mitinea que le encanta el “olor a progre por la mañana” en su campaña de terror. Suena a los alaridos del genocida Queipo de Llano desde los micrófonos de Radio Sevilla y que se saldaron con más de 50.00 andaluces asesinados tras el Golpe de Estado de 1936.

¿Dónde están los votos?

Ya se han celebrado las elecciones generales. Han perdido las tropas de Isabel y Fernando. La Reconquista, ese relato inventado por el nacionalismo español para justificar su xenofobia, ha quedado en parodia nacional. Ahora quieren que se recuenten los votos porque no entienden que España se parezca tan poco a su odio fascista y que los españoles y españolas hayan votado a separatistas, maricones, rojos, feminazis, etarras y gente de mal vivir.

En la sede donde Vox ha decidido citarse para el recuento electoral en Córdoba sólo hay unas 20 personas, casi todos hombres vetustos con patillas que ahogan y vestidos con ropa de la marca de Álvaro Moreno, el Amancio Ortega millenial. Llegan los periodistas para coger declaraciones y se niegan a hablar, a pesar de que han conseguido un diputado por la provincia y 23 más en toda España.

Les sabe a nada porque esperaban sacar 70 escaños y asombrar al mundo con su gesta. Ahora sólo saben preguntarse dónde está toda esa gente que abarrotaba los mítines de Abascal. Las banderas de España se han quedado en las bolsas de IKEA sin abrir, que para eso ellos son muy españoles. Sólo ha hecho falta abrir las urnas para que huela a facha cabizbajo y derrotado y Vox parezca lo que es: una parodia.

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