Por primera vez, la poesía se expande, rompe las barreras espacio-temporales y se usa.

Sin duda, si algo ha sacudido por completo los cimientos de la comunicación ha sido el desarrollo de las nuevas tecnologías. Estamos frente una revolución, un movimiento de dimensiones estratosféricas que arrolla toda nuestra concepción anterior sobre la rapidez a la que uno puede comunicarse.

Las noticias viajan a la velocidad de la luz, son imparables y el único límite impuesto es la velocidad de conexión.

Surgen pues, nuevas herramientas que permiten ese tráfico de información y establecen una red invisible que conecta a todos los usuarios del mundo digital. Aplicaciones como Twitter, en la que se estima que participan más de 500 millones de usuarios (aproximadamente la población de la UE) genera más de 65 millones de tweets al día, contando con más de 800.000 peticiones de búsqueda.

A todo este fenómeno se le conoce como microblogging, es decir, la capacidad de enviar y publicar textos breves.

Con el avance de estas nuevas formas de expresión, la literatura no pierde su oportunidad y busca nuevas formas de reinventarse y llegar a un público más joven y menos familiarizado con el mundo de las letras.

Nacen así términos nuevos como los 'micropoemas', que podríamos definir como composiciones breves (suelen caber en 140 caracteres, aunque los hay de una dos o tres líneas) que condensan el sentir poético en un par de letras.

Algunos ejemplos más representativos de esta tendencia son:

"Siempre lloro cuando vuelo, sobre todo cuando espero las maletas. Es un tiempo tan muerto que me muero yo de pena".

AJO.

Con la juventud se tiende a pensar que todo lo que uno hace es novedoso, pero realmente en literatura es difícil encontrar algo que no haya sido trabajado anteriormente. Lo cierto es que si nos retrotraemos hacia la antigua Grecia ya encontramos en autores como Hipócrates, el uso de aforismos con fines doctrinales. También contamos con célebres epitafios como los de Jardiel Poncela:

"Si queréis los mayores elogios, moríos".

Pero, si acabamos de comprobar que las fórmulas breves ya estaban inventadas desde la época clásica, ¿cuál es el factor novedoso, el impulso que ha revolucionado la literatura en el mundo digital? La brevedad.

Hoy en día todo se reduce a ese concepto. Cuanto más lo resumas, mejor. El mundo se ha vuelto impaciente, lo quiere todo y lo quiere ya. Vivimos a base de titulares, de imágenes que nos desvelen el contenido para no tener que dedicar más tiempo del necesario a la tarea. Al final, en la era digital todo se resume a una premisa, cuando más corto, mejor.

Es por eso que ha habido un auge en las formas literarias breves con movimientos tan extendidos por la red como los #Micropoemas y los #Microcuentos, con cuentas con más de 335.000 seguidores.

Pero la literatura concisa no sólo se ha adueñado del mundo virtual, si no que ha dado un salto a nuestra realidad. Movimientos como 'Acción Poética' han inundado las calles de nuestra ciudad, pretendiendo en un acto de rebeldía —y también vandalismo, pero qué vandalismo tan bonito— hacer llegar la poesía a todos, derramarla y expandirla entre el pueblo, conquistando, una a una, todas las ciudades.

Estamos, pues, ante una renovación literaria. Por primera vez, la poesía se expande, rompe las barreras espacio-temporales y se usa. Y se desgasta, por miles de manos invisibles que la tocan, la palpan, y sobre todo, la comparten.

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