La emancipación femenina aplastada por el franquismo… y por el olvido de los jóvenes

Si a María Luisa Cobos Peña se le hubiese asignado un lugar a la altura de lo que significó su aportación a la lucha por la libertad de las mujeres, tendríamos una mejor imagen para este artículo.

Tenemos en Jerez de la Frontera un casco histórico representativo de todo lo que ha sido relevante en nuestra memoria como ciudadanos, aquel que está reservado para los personajes más ilustres y significativos en nuestra sociedad. Pero en el caso de María Luisa Cobos Peña, tendremos que conformarnos con una imagen como ésta, donde su nombre –a pesar de estar, acertadamente, cerca del Parque de la Igualdad- aparece desterrado en uno de los rincones de la ciudad. Son numerosas las calles y plazuelas del centro que han sido ocupadas por personajes históricos del franquismo y que posteriormente han sido cambiadas por otros nombres más acordes a la democracia que ahora vivimos, pero seguimos todavía manteniendo a las mujeres en la sombra, incluso habiendo conocido su importante aportación, no sólo en la historia de nuestra ciudad, sino también con respecto al tipo de sociedad que hoy podemos —en parte— experimentar. Si a María Luisa Cobos Peña se le hubiese asignado un lugar a la altura de lo que significó su aportación a la lucha por la libertad de las mujeres, tendríamos una mejor imagen para este artículo. Y posiblemente, muchas más personas llegarían a reconocer la importancia que tuvo a nivel social en Jerez de la Frontera.

Ya en el año 2010, conocidos investigadores de las asociaciones Jerez Recuerda y Todos los nombres, expusieron varias conferencias dirigidas a la recuperación de la memoria histórica, pero no hay más que mirar las fotografías que se realizaron en la Sala de la Juventud y comprobar, tristemente, la poca audiencia juvenil que acudió a dichas conferencias. Unas conferencias especialmente dirigidas para nosotros, los jóvenes, en un espacio exclusivo para nosotros. Es decepcionante comprobar cómo muchas jóvenes defienden actualmente a ultranza ideas feministas –muchas de ellas provenientes de autoras extranjeras como Naomi Wolf-  y no conocen quién fue la fundadora del sindicato feminista de su propia ciudad, “Emancipación Femenina”, ni luchan por mantener su memoria. José Luis Gutiérrez Molina, Jesús María Montero Barrado y María José Ruíz Piñero ofrecen, gracias a sus investigaciones, un amplio bagaje sociopolítico en torno al feminismo jerezano anterior al franquismo y que es imprescindible recuperar, si todavía no queremos seguir viviendo como dice José Luis Gutiérrez Molina en su artículo: “… la mayoría de los clichés establecidos durante el franquismo han permanecido casi inalterables hasta hoy”. Conocer e interesarse por la historia de esta ilustre feminista jerezana es una forma de liberarse de esos estereotipos que durante más de 30 años han estado golpeándonos la cabeza a muchísimas mujeres españolas, es tener un modelo que nos dé confianza para llevar a cabo las mismas ideas de lucha por la igualdad y saber que las mujeres también han sido activas en la sociedad de principios del siglo XX. Por otro lado, recuperar toda esta memoria también nos permite profundizar en nuestra ciudad y descubrir que Jerez no siempre ha sido tierra de señoritos o caciques, sino que a su vez ha existido una fuerte corriente liberal, anarquista y laica. Aquellos jóvenes que sientan no tener lugar en una ciudad como ésta pueden llegar a sorprenderse de lo variopinta que en realidad fue y que todavía sigue siendo.

Sobre María Luisa Cobos podríamos decir muchísimas cosas, pues su tarea a nivel político y social fue bastante amplia. De orientación anarquista, su interés no estaba únicamente centrado en las mujeres, sino también en acabar con la sociedad de clases, que fue lo que la llevó a defender una igualdad de condiciones para los trabajadores y las mujeres, que no iban a ser menos, por supuesto. María Luisa Cobos fue una figura de referencia en los derechos laborales y de las mujeres trabajadoras. Centrándonos en los tres historiadores antes mencionados –especialmente en José Luis Gutiérrez Molina-, haremos un breve resumen para que podamos conocer su gran aportación social y política a nuestra ciudad de Jerez.

María Luisa Cobos había sido una activista de principios del siglo XX de pies a la cabeza, comenzando desde 1931 en el sindicato CNT como militante. Por aquel entonces, mantenía una fuerte relación con famosos personajes de la época, como el conocido periodista y escritor Cristóbal Vega Álvarez. Ya antes de crear el sindicato, en 1934, estaba en el punto de mira de la policía jerezana, siendo conocida con el sobrenombre de “La Comunista”.  Fue detenida numerosas veces e incluso desterrada a Cádiz, pero gracias a la victoria del Frente Popular en abril 1936 pudo volver a Jerez, fundando al fin “Emancipación Femenina”, en diferencia a los sindicatos que normalmente se denominaban “Emancipación Obrera”, centrados en los hombres. El machismo imperante de principios de siglos ejercía una fuerte represión en las mujeres que querían ejercer su derecho al trabajo. “Emancipación Femenina” tuvo un gran éxito en Jerez de la Frontera, consiguiendo afiliar a más de 200 mujeres y, gracias a numerosas activistas con las mismas aspiraciones, nació también la organización de Mujeres Libres, que luchaba exclusivamente por estos derechos laborales dentro del sector femenino.

Sin embargo, este gran paso que lograron dar las mujeres de Jerez no duró más de 3 meses, pues en julio de ese mismo año acaeció el golpe de Estado franquista. Cádiz fue de las primeras provincias en ser sometida por los franquistas. Numerosos conspiradores caciques se unieron para acabar con el régimen republicano. Muchísimos simpatizantes del régimen republicano fueron ajusticiados, sometidos, reprimidos, asesinados… mientras todos esos caciques, a pesar de la transición, permanecieron no sólo impunes, sino ostentando el poder en Jerez de la Frontera hasta nuestros días. La libertad fue aplastada y la mujer se vio obligada a olvidar sus ideas políticas y sindicalistas y a recluirse en el hogar.

María Luisa Cobo logró huir hasta Ronda, donde se encontraban uno de los ejes de la resistencia. Allí mismo fundó nuevamente el sindicato de “Emancipación Femenina” y la organización de “Mujeres Libres”, continuando –pese al peligro- con su labor de luchar por los derechos de las mujeres, mientras los franquistas iban arrebatándolos paso a paso. Ya más tarde, huyó nuevamente a Madrid y siguió difundiendo los valores feministas sobre la educación a las mujeres y reconocimiento de la sexualidad. Sin embargo, con cada avance de los nacionales, la sociedad iba retrocediendo en libertades y en mentalidad. Pasó penurias como tantos otros pasaron y para evitar ser confinada en un campo de concentración –que por cierto, no eran exclusivos de los nazis- cruzó la frontera a Francia como muchas otras personas en 1939. Obligada a elegir entre dos destinos completamente dificultosos, la Francia ocupada por el fascismo  y la Alemania nazi, decidió volver a España en 1941, esperando no ser ajusticiada con la pena de muerte por el régimen franquista, ya instaurado. Su esperanza era poder lograr la libertad tras una condena de más de 6 años de cárcel. Sin embargo, cuando llegó a España pudo comprobar que Franco – “el salvador de España”- ni mucho menos había instaurado la paz tras la guerra. A pesar de que los republicanos fueron vencidos, siguieron sufriendo encarcelamientos injustos, fusilamientos y asesinatos, intimidaciones, vejaciones…

María Luisa Cobos consiguió permanecer oculta durante 2 años, pero finalmente fue descubierta y acusada por sus ideas anarquistas y feministas. La sometieron por ello a más de 5 años de cárcel. Pudo salvar su vida, a diferencia de muchas otras, pero como menciona Gutiérrez Molina en su artículo: “… le quedaban, además, de los años de cárcel una existencia como exiliada interior. La peor de las condenas a las que se sometió a una población que soñó con un mundo mejor y se opuso a una rebelión militar.”

Ciertamente, así hemos estado durante casi 40 años… y cada década olvidamos lo que pasó. Nuestra generación no se siente identificada con nada que guarde relación con este tipo de sucesos de la postguerra. Fueron muchas mujeres y muchas personas las que vivieron una situación similar, pero pese a sus esfuerzos no han logrado sobrepasar la barrera del olvido. Muchos jóvenes pensarán que el pasado ya no es importante porque no les afectan estos hechos directamente. Pero ya hemos hecho referencia, numerosas veces, a nuestra sociedad actual, donde podemos ver todavía cómo muchos caciques que traicionaron el estado de libertad siguen en el poder derramando corrupción, o comprobar como muchas mujeres siguen siendo acosadas en sus puestos de trabajo por figuras de autoridad que se codean amistosamente con los políticos, políticos que supuestamente defienden principios sobre la libertad ciudadana y los derechos de la mujer… Vivimos en una ciudad que aún está marcada por los privilegios, por las clases sociales, por el machismo, por la falta de derechos laborales, por el abuso a la clase trabajadora. Hay pocos jerezanos que no estén familiarizados con todo esto y que no estén cansados de estas circunstancias, de sentir cómo muchas veces el fin social de lo político se convierte en un círculo cerrado. Aun tenemos que agachar la cabeza y sonreír a los que ostentan el poder mientras hacen gala de sus privilegios a costa del dinero y del trabajo público… o nuestra cabeza y nuestro sustento peligrarán, ¿no es cierto? La igualdad social que defendían personas como María Luisa Cobos está muy lejos de poder compararse con lo que tenemos ahora.

Todos esos derechos por los que han luchado personas como ella tienen que prevalecer para servir como modelo a las nuevas generaciones… Por supuesto, hay que desechar las ideas caducas, pero sin duda muchas de estas ideas son útiles. Lo único que consiguió el franquismo fue mandar a las mujeres a un modo de vida supeditado a los hombres y someter al pueblo a la limosna de la aristocracia. Y en parte, ese modelo social seguimos destilándolo, un modelo social basado en los favores. Si nos quedamos solamente con los modelos que el franquismo ha querido imponernos crearemos una sociedad tan injusta como lo fue entonces. Los que no estén a favor de la libertad social y de la igualdad querrán que todo esto se olvide o tergiversar lo que verdaderamente significó. Recuperar a una figura de libertad de la mujer es reconocer que Jerez apoya los valores feministas. Reconocemos la historia y nos rodeamos de los monumentos de quienes queremos utilizar para edificar nuestra sociedad. No es necesario eliminar aquello que nos recuerde algo amargo, pero sí es necesario desenterrar, al menos, aquellos que representen las ideas a las que aspiramos actualmente. ¿Qué ideas preferimos? ¿Las de un dictador, las de un aristócrata que apueste por la sociedad de clases? ¿Las de un militar sanguinario y torturador? ¿O una como la de María Luisa Cobos? ¿Sabrán las personas que viven en esa calle de Jerez quién fue? ¿O es más fácil interesarse si colocan un busto en el centro de Jerez? ¿Ha quedado medianamente borrado el sindicato “Emancipación Femenina”? Llevan años diciéndonos que la república fue negativa en muchos aspectos y no nos han subrayado este tipo de movimientos sociales. Pero sí nos han subrayado otras ideas más convenientes. No parece casualidad.

Ahora toca preguntar directamente a los jóvenes: ¿los jóvenes nos hemos olvidado de nuestra historia porque el sector educativo nos ha alienado… o más bien por nuestra falta de interés en indagar? ¿No es Naomi Wolf, la feminista estadounidense, más comercial que María Luisa Cobos?

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