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Pudo contar Francisco Germá Alsina (Alcalde de Jerez 1931-1933), que lo trasladaron a la plaza de toros y lo colocaron en el paredón junto a otros seis jerezanos. De repente, escuchó la voz de uno de los falangistas que dirigía la partida: “¡Francisco Germá, al camión!”. Lo devolvieron al camión y desde allí observó cómo tras la descarga los seis caían ante sus ojos. Volvieron a bajarlo del camión, lo colocaron de nuevo en el lugar junto a otros seis, y repitieron la operación: “¡Francisco Germá, al camión!”.

Presenció la siguiente descarga, y regresó solo en el camión a la cárcel. Francisco Germá fue uno de los primeros químicos especialistas en vinos que llegó a Jerez, donde ejerció como auxiliar numerario del instituto de segunda enseñanza y catedrático interino de mercancías de la escuela pericial de comercio. Escritor y experto en la materia, editó una monografía sobre el vino de Jerez que fue de gran ayuda para la posterior publicación del libro Jerez-Xerez-Sherish escrito por Manuel Mª González Gordons. En algo contribuiría en 1933 a la aprobación del primer estatuto del vino, durante la II república española, que terminaría constituyendo y dando rango legal en 1935 al Consejo Regulador de la denominación de origen Jerez-Xérès-Sherry como el primero de España. Recientemente el Consejo Regulador, y Casa del Vino, ha comunicado que abrirá sus puertas al futuro haciendo reformas en su sede para adaptarla a los nuevos tiempos.

En el pasado "el Consejo" era conocido por los jerezanos como una institución administrativa y en menor medida como casa del vino: un lugar de referencia, de recepción, de confluencia con la sociedad en conjunto y para visitantes anónimos. El conocimiento general de la labor de promoción del Jerez, en el mercado nacional e internacional, que el Consejo desarrolla quedaba para los círculos más próximos al sector bodeguero, y las divergencias también. En los últimos años el Consejo ha venido teniendo mayor presencia en la ciudad, compartiendo y difundiendo las actividades que se realizan entorno al vino, la hostelería y el turismo. Seguir andando ese camino: creando y animando nuevas iniciativas, promocionando sus actividades y proyectos con todas las capas sociales e instituciones, será de gran ayuda para invertir el proceso de declive que llevamos y construir con solidez el futuro.  

Ese futuro del vino de jerez y de la manzanilla de Sanlúcar junto con el conocimiento, la viticultura, los oficios y el turismo pasa por asumir que todo ese capital es “una unidad” genuina de la comarca; que ha estructurado la economía, referenciado históricamente nuestras vidas y queremos que vuelva a serlo. Debemos sentirnos seguros en eso y afrontar la diversificación y las esencias con libertad. El vino ya no es una mercancía alimentaria, el vino es un bien cultural. Así lo están asimilando los mercados y así lo disfrutan cada vez más los consumidores. La fuerza que tiene el conocimiento y la experiencia acumulada nos permite afrontar sin miedo, sin prejuicios, el reto de volver generar una economía fuerte con lo que sabemos hacer.

Nuestro alcalde Francisco Germá Alsina, que trabajó por el bienestar de los jerezanos y dedicó una parte importante de su vida al estudio y la difusión de nuestra cultura vitivinícola, tuvo la oportunidad de sobrevivir a dos amagos de fusilamiento. Otros corrieron una suerte más certera. Sirva la presente para recordarlos a todos y para desearle al Consejo Regulador, y Casa del Vino, que no desfallezca en el empeño de conformar su casa en la de todos. SALUD

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