Manuel Herrero - @yahves

No hablo del pavimento de nuestras calles ni del deterioro de nuestros barrios, algunos a punto del derribo. Hablo de la sociedad, del entramado de relaciones humanas. La época de la transición sacó a la luz un extenso mapa de asociaciones muy diversas. A las ya tradicionales peñas flamencas y hermandades les seguían de cerca, en número y potencia, los sindicatos, entonces, USO, CCOO y algo de UGT, después, las asociaciones de vecinos, y, en otra liga, con un objetivo más generalista y práctico, los partidos políticos, éstos nunca tuvieron en nuestra ciudad una estructura muy cercana a la ciudad y era el mismo abanico de partidos que había en el resto del estado.

Hoy Jerez es un patio sin barrer, las asociaciones de vecinos, hermandades y peñas fueron descabezadas para intentar su control con fines políticos, perdiendo con ello su carácter reivindicativo y de control frente a los abusos de la administración. Los sindicatos apenas si consiguen subsistir y ya es bastante, (con 34.000 parados es difícil que un sindicato tenga éxito), eso, unido a la campaña de destrucción masiva a la que los están sometiendo tanto desde el gobierno y el poder económico como desde sus antiguos dirigentes, les hace estar en la más escuálida situación.

Y no es mejor en los partidos políticos. Jerez ha tenido un comportamiento político singular, manteniendo una alternancia entre dos grandes bloques políticos, una franquicia nacional, el PSOE y el localismo personalista/andalucista de Pedro Pacheco. El descalabro de estos dos hizo resurgir un voto conservador, representado al principio por UCD, y transformado en un partido que representaba mucho más que los vecinos de la Avenida y Monte Alto: el PP ganó en barrios clave de la progresía jerezana como la Granja o el Chicle, y mutó a un partido que tenía en sus filas algo más que concejales. Un mérito que los peperos nunca han agradecido públicamente a su verdadera causante, la situación heredada de Pilar Sánchez.

Los continuos casos de corrupción han minado la fortaleza de todos estos partidos tradicionales, el andalucista, convertido ahora en Foro Ciudadano cae en la inanición tras la pérdida del poder y la entrada en la cárcel de su carismático líder y de uno de sus miembros más activos. El PSOE no logra salir del k.o. por gancho de izquierda que le supuso el gobierno de Pilar Sánchez y aunque su declive parecía algo frenado, la condena a cárcel de la que fuera su secretaria general, los próximo asuntos judiciales y la debilidad de su estructura pueden hacer más resbaladiza aún su caída al fondo.

El PP es otro enfermo, al que no le afecta su estructura interna, nunca le ha hecho falta, pero trufado de corrupción ha perdido toda credibilidad, además de la continua distanciación de sus votantes por un seguimiento ciego de los mandatos de la troika, que ha dejado a la población desvalida y al borde de la quiebra social. Por si fuera poco sus continuos ataques a la democracia y a la libertad les está otorgando un papel del que huían como la peste sus modernos dirigentes y que también les está pasando factura social, el papel de herederos del franquismo.

En Jerez esto ha sido aún peor, no han sabido gestionar la economía municipal, su gran caballo de batalla y clave en su éxito electoral, y casi al final de la legislatura tenemos una situación peor que hasta con Pilar Sanchez, un desbarajuste económico y administrativo cuyo mayor testigo es un presupuesto falso, aún sin entrar en vigor, más deuda, más cara y más déficit, actuaciones sectarias y antisociales como un ERE que echó al paro a 300 familias, o el regalo a Aqualia del agua de los jerezanos, (325 millones de euros), un gasto público tendencioso y desproporcionado y el abandono total de la política social y cultural.

Si el PP de Jerez no muere en éste intento lo veremos morir con la actuación de la justicia por la implicación de la alcaldesa en la trama de corrupción más extensa de la historia de España, la Gürtel y si alguien alguna vez tira de la manta con la ocultación de los desmanes cometidos en el Circuito. Así las cosas no tenemos en Jerez más que un referente que se ha mantenido estoico, aguantando los temporales en una ingrata soledad, IU. Este partido ha mantenido una actitud de coherencia y seriedad, con una presencia mediática increíble en la ciudad a pesar de su tamaño, pero que, a pesar de ser el caramelo más auténtico de la pastelería no logra que sus sabores hagan que sus posibles clientes lo compren. Su reciente experimento, bienvenido sea, de las primarias abiertas a medios digitales ha descorrido una cortina que abre incógnitas aún sin resolver.

Nos queda Podemos, éste partido que irrumpió en las últimas elecciones con fuerza en Jerez, con un notable resultado, que de reproducirse en las municipales podría ser la bisagra que dejaría fuera de su sillón de alcaldesa a Maria José García Pelayo. El problema es que su dirección nacional aún no tiene decidida la estrategia de presentarse a las municipales y que el partido está en el embrión de su constitución por lo que aún no se puede aventurar cuál será su recorrido ni si aguantará una tempestad, más que previsible, en medio de ese novísimo trayecto que emprenden.

Este análisis nos da pie a decir que en Jerez no existe actualmente una vertebración social capaz de representar a sus ciudadanos dignamente y con autoridad, y que el panorama futuro tampoco se puede calificar de halagüeño en este sentido. Existe eso sí, alguna esperanza, una llamada a la confluencia de los partidos a la izquierda del PSOE que en caso de cuajar podría tener una presencia importante en el panorama político local, pero es un experimento que aún no ha sido aprobado por los que tienen que ser sus componentes principales y que tiene escaso tiempo para su puesta en marcha, por lo que su futuro tampoco es muy predecible.

Jerez, como vemos, no sólo está roto, está lleno de porquería y tiene muchas calles por las que no se puede transitar, esta ciudad está necesitada de una reacción ciudadana, algo que ponga a los responsables de su nefasta situación en su sitio y que ilusione a sus vecinos para que vuelvan a creer que la política es necesaria para hacer sus vidas mejores y que es una ocupación digna y noble, una reacción que sepa poner los remedios para que esta hermosa ciudad no sea pasto de los buitres económicos y mire su futuro con esperanza.

Y una reacción que cuaje en una vertebración estable de la ciudad que no gire sólo en torno al ciclo festivo y religioso, que se perpetúe en el tiempo como mecanismo de representación y control de las instituciones en poder de los ciudadanos. O sea, un milagro...

 

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