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La conozco desde su juventud, y la he visto crecer como un árbol frondoso..., y sé dónde ha hundido sus raíces.

Me uno a las voces y firmas que reclaman el indulto de doña Mari Carmen Martínez Martínez.

La conozco desde su juventud, y la he visto crecer como un árbol frondoso..., y sé dónde ha hundido sus raíces.

Primero, hija y nieta de colono granadino, gente laboriosa y honrada donde la haya.

Segundo, el Evangelio de Jesús de Nazaret. Allí aprendió, que los valores más hermosos para el desarrollo humano (igualdad, libertad, fraternidad), no son de 1789, sino del Evangelio.

A ellos se adhirió Mari Carmen, como a otros del mismo origen: la justicia, el perdón, la paz, la liberación de la gente, de los pueblos...

Pero más que valores, Mari Carmen incorporó a su vida la raíz de todos; Jesús de Nazaret.

Desarrollando estos valores, llegó un momento en que comprendió que un amor serio y adulto la llevaba a su compromiso político.

Le entusiasmaba la "construcción de la ciudad”, y a ello se lanzó, ignorando algunos consejos de su Maestro: “Mirad que os mando como corderos en medio de lobos”; “Habéis de ser sencillos como palomas, pero astutos como serpientes”.

Ahora me entero que, por un error administrativo, la justicia (de abajo hasta arriba), la condena a más de dos años de cárcel.

Esto rechina en el alma  de cuantos conocemos a Mari Carmen. ¿La van a llevar al mismo espacio físico (¡LA CARCEL!) que a un asesino en serie, a un traficante de seres humanos, a un terrorista, a los mafiosos de toda ralea? ¿No hay otros espacios; escuelas, jardines, asilos... más adecuados?

Confío en que no todo lo decida esa señora ciega con espada de hierro y balanza y corazón de bronce, sino que entre aquellos que tienen el indulto en sus manos, haya alguien con corazón de carne y mente sensata y equilibrada, y te permitan luchar con la enfermedad en tu hogar.

PD: Si lees esto, Mari Carmen, ya sabes que va acompañado de un gran abrazo para Salvador, los niños, y para ti, mi dulce hermana.

Pedro Soler Montero, Sacerdote y catequista de Mari Carmen durante más de una década.

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