Les voy a recomendar que sin dejar de visitar la Voz del Sur, echen un vistazo a los medios digitales afines al Partido Popular y pinchen sobre las noticias que están saliendo sobre la tragedia en Ceuta. Pero no se queden solo en ella, pasen a leer los comentarios. Podrán comprobar como personas con un altísimo grado de solidaridad con un feto de dos semanas, son incapaces de mostrar la más mínima pena ante seres humanos que han fallecido por intentar vivir dignamente. Las frases que uno puede leer causan espanto, con felicitaciones a la Guardia Civil por lanzar pelotas de goma a personas que apenas podían nadar y que luchaban por su supervivencia y llenas de xenofobia y racismo.

Me pregunto dónde está ese amor por el prójimo de estos cristianos, esa solidaridad entre los seres humanos del PP y de sus seguidores más radicales, ese apoyo a la doctrina de ese señor que echó a los mercaderes del templo. Nada de ello vemos en estos “humanistas cristianos”, cuya doctrina política no tiene nada que ver con la solidaridad, ni siquiera con la caridad y sí mucho con las tesis más reaccionarias y liberticidas de la Conferencia Episcopal.

En todo este asunto ha habido ilegalidades y mentiras, pero todos sabemos que no habrá dimisiones ni ceses, casi nunca lo hacen y a gran parte de su electorado como podemos observar, no solo le parece algo reprochable, sino digno de aplauso. Con ello y vista sus actuaciones en otros ámbitos, el PP puede estar tranquilo, la extrema derecha no le va a comer terreno, por mucho que haya habido alguna que otra marcha de sus filas para fundar otro partido. Porque a la derecha del PP existe la nada, que diría Cospedal.

Quizás estos señores tan cristianos y tan “providas” (pero solo hasta que la madre pare), deberían reflexionar ante este drama. Ellos que dicen “estar siempre con las víctimas” no muestran en éste y en tantos otros casos ninguna solidaridad con ellas, ni simpatizan con su causa, ni pueden sacar rédito político. Nadie les va a exigir perdón, que es algo que a ellos les gusta mucho (“no juzguéis si no queréis ser juzgados”), pero bien harían en irse a un confesionario, no vaya a ser que Dios exista y se tiren toda la eternidad en el Infierno.

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