A veces queremos creer. Algo nos impulsa, nos llama, nos hace confiar y dar por sentado sin esfuerzo. Es entonces cuando nos sentimos poderosos. Creemos en las mentiras que otros tejen a nuestro alrededor porque pensar que son reales nos confiere autoridad. La autoridad de quien se sabe en el centro de las grandes historias, de quien no es fácil de engañar.
“Dejaste a mi madre” es la canción del niño Didier Andrés que se ha hecho viral porque al parecer la ha cantado Milan Piqué para dedicársela a su padre, el ex futbolista del Barcelona. La letra —nada sutil, por cierto— deja poco a la imaginación: «Si tu dejaste a mi madre cuando te necesitaba, hoy quieres con argumentos tratar de ganar mi amor. Creo que es demasiado tarde porque ya me acostumbraste, a que no tuviera un padre que me diera su calor». Duras palabras para dedicarle a un padre, las más duras seguramente. Y más duro aún sería que uno las mereciese.
Resulta que el vídeo que ha popularizado la cancioncita de despecho paterno-filial es una farsa. La voz que se escucha es la del cantante original, por mucho que la imagen fija que permanece a lo largo de todo el tema sea del hijo de Piqué y Shakira tocando el piano para dar a entender que interpreta la música. No hay más que comparar el audio de ese vídeo y el del videoclip de Didier Andrés para comprobar que la voz es la misma. Hasta aquí todo tristemente normal: una patraña más que consiguen colarnos. Pero la cuestión es: ¿por qué nos lo tragamos? Pues lo damos por bueno sin sombra de duda porque nos parece plausible, queremos creer porque tenemos claro que tiene sentido. En un clima tan sórdido como el que preside la vida de esos niños, encajaría todo.
Lanzarle pestes a alguien con música de fondo está de moda. ¿Por qué no iba a hacerlo Milan con su padre siguiendo el más que rentable ejemplo materno? De hecho, estos días la propia Shakira ha sacado la enésima canción con dardo incluido al catalán. En este caso, el tema se llama “El jefe” y en él carga explícitamente contra su ex suegro y hasta saca en el videoclip a la ex niñera de sus hijos, a la que al parecer la familia Piqué no indemnizó adecuadamente. Debe de ser que algunos royalties del videoclip van a ser para ella. O tal vez no. No creo que eso nos lo cante.
Sinceramente, yo he perdido la cuenta del número de canciones que la de Barranquilla le ha dedicado a su ex, pero son ya tantas que ha generado tendencia. Ahora cantantes como Malú también se apuntan al carro de la búsqueda de reproducciones a través de la explotación de su maltrecha vida personal. Si se hace insultando, denigrando y con desgarro, muchísimo mejor. Y si encima se presume de cuántos ceros hace subir la cuenta, el empoderamiento alcanza niveles estratosféricos. Así se hace, hermana.
Creemos porque queremos creer, pero sobre todo porque podemos creer, porque a veces poco se interpone entre la grotesca premisa y la indecente realidad.
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