A medida que se incrementan los grados de urbanización, la vegetación natural paulatinamente desciende en ocupación de terreno urbano.
Hojas que caen, ramas que impiden la visión, pájaros que utilizan de posadero, dormidero o incluso para nidificación, con el consiguiente canto mañanero y deyecciones bienvenidas en parterres y no tanto en acerado, afección a servicios subterráneos de luz, gas y saneamiento urbano, terrazas de bares que cierran los alcorques, para una silla más, en definitiva, los árboles no dejan ver la ciudad más urbana según algunos.
Me gustaría que esos insensibles anduvieran —el deporte más sano y la acción más social—, por esas soleadas aceras y sintieran ese calor abrasivo junto a las quemaduras de los, cada vez más días al año, intensos rayos de sol.
Empiezo a cruzarme con personas que llevan paraguas abiertos en plena ciudad, a modo de parasol, pues no se atisban nubes en el cielo, ¡¡ande yo en sombra y ríase la gente!! será la nueva adaptación al refranero popular. Por cada alcorque vacío o sellado, señal de peligro de insolación.
Según RAE, quitasol es una “especie de paraguas o sombrilla usado para resguardarse del sol”, y define paraguas como “utensilio portátil para resguardarse de la lluvia, compuesto de un eje y de un varillaje cubierto de tela u otro material, que puede extenderse y plegarse”. Su uso actual, como el toldo, soluciona parte del problema de la radiación solar directa, si bien no quita el calor ambiente ni lo mitiga. Habría que añadir que, sin filtro ultravioleta, su protección es mucho menor de lo que pensamos.
Si buscamos un dos por uno ante el sol y lluvia, un paraguas, si velamos por nuestra salud, además con filtro de rayos UV, y si queremos un mundo para todos, sombra natural en aceras y plazas de nuestros pueblos y barrios. Es evidente la acumulación de sol al exponernos en nuestro día a día, si la piel tiene memoria y así es.
Comentarios