Imagen de archivo de la playa de Matalascañas.
Imagen de archivo de la playa de Matalascañas. TURISMO ANDALUZ

La urbanización enclavada a escasos metros del parque nacional de Doñana, en pleno litoral, es motivo de mis reflexiones, que paso a difundir. 

La línea de costa sufre el embate de temporales, si bien se sigue restaurando anualmente con idas y traídas de arenas, hasta que entendamos que no podemos ir contra natura. La afección consecuencia del espigón de Mazagón perdurará mientras exista, incluyendo el coste de millones de euros que pagamos entre todos.

La correcta depuración de sus aguas residuales urbanas generadas está en vía de solución con la nueva depuradora en ejecución por parte del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. 

El evidente Cambio Climático hace que la tropicalización que vivimos, modificando hábitos de conducta al viajar a la playa más recurrentemente que antaño. Si hay una edificación fría, esa era la de la playa en invierno, con su humedad incluida, que se te metía hasta los huesos. Ya pocos días hay de esos, por tanto, ir de fin de semana es cada vez más frecuente.

El abastecimiento de agua potable de los miles de veraneantes y turistas procede de pozos ubicados en plena urbanización, donde afectan significativamente a Doñana, y cada vez más, pues el consumo se incrementa durante casi todo el año aunque el máximo siga siendo en época veraniega. 

La salmuera - concentración de sales resultante de la desalación de agua de pozos salobres o del mar - produce un daño irreversible, sin justificación medioambiental, en los ecosistemas marinos litorales donde vierten las desaladoras. La extracción de los 40 gramos de sal por litro que contiene, solo tiene como solución sostenible su tratamiento como residuo seco, su valorización y el resto a vertedero controlado, de las decenas de camiones diarios que se generarían ante esta alternativa. Doñana no tiene que asumir un nuevo atentado ecológico, ni Matalascañas asumir esa justificación. 

Hasta que no se ejecute, como se propone en el nuevo Plan Hidrológico del Guadalquivir a aprobar, la tubería de conexión con el anillo hídrico de Huelva a través de Moguer, por la carretera que une con dicha urbanización costera, no se revertirá la dinámica decreciente del acuífero, la intrusión salina, la recuperación de los humedales temporales de Doñana, tan importantes para la biodiversidad, de mitigación del Cambio Climático y sobre todo la sostenibilidad hídrica de Matalascañas. 

La sustitución de aguas subterráneas por superficiales tiene un efecto inmediato, al igual que la eliminación de los cientos de hectáreas de cañaverales de ríos y arroyos que alimentan con sus escorrentías a la marisma – cabe recordar que un metro cuadrado de cañas consume de media 20 litros de agua al día -, son medidas de choque iniciales en pro de la recuperación de este excepcional lugar de naturaleza.

De su replanteamiento turístico actual en decadencia, de la mitigación de los impactos de la semana grande en la vecina aldea del Rocío con un millón de personas y la necesaria consolidación del regadío legal y sostenible de la Corona de Doñana, en otro artículo.

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