Antiguo matadero de Isla Cristina, hoy oficinas.
Antiguo matadero de Isla Cristina, hoy oficinas.

"Los animales valen más vivos que muertos". Todo lo que producen, además de la convivencia y beneficios, como la eliminación de biomasa forestal, tan recordado en estos momentos de incendios, nos hace reflexionar sobre el papel ganadero extensivo.

Una pluma de avestruz, perfectamente elegida y decolorada, se cotiza a 20 euros, que se lo digan a Penélope Cruz en su vestido de los Oscar. ¿Cuántas plumas se podrían aprovechar de un gallo andaluz azul o de un utrerano perdiz? No es por desmerecer, pero tenemos que valorar lo nuestro.

La merina negra, la churra lebrijana y la Lojeña proporcionan una lana singular, sólo hay que saber trabajarla y sacarle la pureza que lleva dentro. La leche de la payoya o la carne de la blanca serrana saben a monte, no a pienso compuesto. Son salvajes, como cuando pedimos la lubina y dorada de la mar, y pagamos su precio. 

Los huevos de cáscara blanca o rosados, son manjares divinos que nos proporcionan nuestras gallinas, patos y ocas. Un apartado de terneros o ver los caballos en la marisma son espectáculos únicos. Paisaje también se compone de animales.

Los arrecifes artificiales en nuestra costa, incluyendo barcos hundidos tras agotar su vida útil, se convierten en verdaderos santuarios de vida, con inmersiones increíbles, debido a la gran diversidad de especies marinas que tenemos. En Tarragona se bañan junto a atunes y pagan por ello. 

Es indudable que la carne que proporcionan estos animales es una fuente de proteína para nuestra sociedad, si bien tiene la gran dificultad de una normativa que no se ajusta a la vida rural. No es viable llevar cinco gallos, dos conejos, un pavo ruano, tres lechones, un cordero y dos chivos a un matadero homologado a no menos de 50 km, para proceder a su sacrificio en un carrito de transporte de animales vivos, y camino de vuelta, en su carrito frigorífico, para su venta a clientes. 

Existen mataderos móviles, totalmente equipados, que solucionan un problema territorial, sin embargo, no somos sensible a lo pequeño, ínfimo o irrelevante, pasa a ser olvidado y anulado. Lo permiten varios países europeos como Francia, Suecia o Finlandia, y la comunidad autónoma de Galicia ha habilitado un matadero móvil para aves, con finalidad del gallo capón. Sensibilidad por calidad, sostenibilidad, por nuestro patrimonio genético ganadero en vías de extinción, por territorio, por creer en nuestro mundo rural 

Puesto que la mayoría de los pueblos de nuestro mundo rural tenían su matadero - en el año 1980 había con registro sanitario, 765 mataderos en Andalucía, hoy en día pueden quedar 24 mataderos comarcales – hoy en día, la pequeña ganadería familiar no se puede desarrollar en nuestros pueblos, al no poder sacrificar. Para poderlo solucionar, la legislación europea R CE 851, 852 y 853 del 2004, permite mataderos móviles e incluso sala de sacrificio en cada explotación, apoyemos lo rural. Hay que darles vida a los pueblos y esta es una gran medida a implementar.

En Isla Cristina, en pleno litoral, existía un matadero municipal que se ve en la foto del inicio, de animales que compraban en corrales de vecinos los carniceros de la plaza de abastos. Hoy en día sería imposible, y mira que complementaban la renta familiar, entre otros valores tradicionales.

Iván Casero es Ingeniero de Montes

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