Transformador caracterizado como caja de brevas Cooperativa Electrica Benefica Albaterense.
Transformador caracterizado como caja de brevas Cooperativa Electrica Benefica Albaterense.

"Dame energía y te conseguiré agua dulce", escuché a un físico servidor público un día y llevo tiempo reflexionando al respecto. Si tenemos asumido que el agua dulce es un bien público, cada vez más escaso, existe por la energía térmica que la evapora del mar de forma natural —el ciclo del agua, gran lección aprendida desde infantil en la escuela, quizás sea necesario recordar de vez en cuando en etapas posteriores— nos permite disponer de ella, y por desalinización con energía aportada por los seres humanos, ¿cómo la energía no la consideramos así? Quizás porque da calambre o electrocuta, eso de los electrones da repelús.

Cualquier actividad de nuestra vida requiere de energía, desde sonar el despertador, abrir el grifo y que salga el agua, cocinar, los electrodomésticos del hogar, subir en ascensor, viajar en transporte público, industrias, oficinas, sector servicios, internet, digitalización, regadíos, depurar nuestras aguas residuales, si no hubiera garantía de energía no sabríamos funcionar. Eso pasa en muchos pueblos rurales, “nuestros pueblos también existen”, sin garantía total de suministro energético, afectando gravemente a su presente y condicionado su existencia en el futuro.

Las comunidades energéticas locales rurales, a través de comercializadoras que facturan la energía renovable 100% a los vecinos, generadoras de energías renovables 100 % endógenas, producidas en el propio municipio para su consumo local y empresas distribuidoras con sus centros de transformación y cableado eléctrico son la oportunidad inversora irrenunciable como reto ante el cambio climático y demográfico, haciendo participes y beneficiarios a los ciudadanos europeos como indica el Comité de Regiones. Los Fondos de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, Next Generation UE, en colaboración con las comunidades autónomas, la herramienta para lograrlo y así lo contemplan en sus expresiones de interés, sólo falta una apuesta decidida y real, no generar falsas esperanzas.

Los ayuntamientos suelen ser los mayores consumidores, tienen la oportunidad de capitanear la energía renovable local endógena a través de sociedades municipales, cooperativas, empresas público privadas, consorcios, entidades colaborativas con pueblos vecinos, y sus vecinos, los que se lo exijan a sus políticos locales, y estos a sus partidos.

Existe una cooperativa energética benéfica en Albatera, un pueblo al sur de Alicante, que casi tiene 100 años de funcionamiento, a pesar de las dificultades interpuestas por grandes eléctricas, la razón y papeles les ampara antes, ahora y siempre, suministrando la energía del pueblo de 10.000 habitantes, generando empleo local estable, facturando 7 millones de euros anuales, promoviendo energías renovables del pueblo y beneficiando a todas las actividades sociales valoradas en 300.000 euros que sus vecinos proponen año tras año.

La voluntad es la mayor de nuestras energías renovables, el conocimiento está, mejor implementarlo hoy y no dejarlo a otro o para mañana. Sirva este artículo de humilde homenaje a Valeriano Ruiz, descanse en paz.

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