¿Quién no ha pintado el contorno de su mano y la ha regalado a sus padres o familiares? Las huellas dactilares nos identifican inequívocamente, y las manos, nos enorgullecen. Un mural pintado de colores simboliza la heterogeneidad de nuestra sociedad, donde nadie sobra y el vivir, una oportunidad única e irrenunciable.
Fijaos si es importante no sólo por el tacto, uno de los cinco sentidos, sino por ser capaz de articular un lenguaje universal, a base de movimientos de los dedos en conjunción con la propia palma de la mano.
Una cuarta, además de indicar el lugar que ocupa en una serie, es una medida de nuestro mundo real. La distancia que va desde el extremo del pulgar hasta el del meñique, estando la mano extendida y abierta, unos 20 centímetros de longitud, que equivalía a la cuarta parte de una vara y estaba dividida en doce partes iguales o dedos.
Mario va a llevar la última patera hecha por las manos del carpintero isleño de ribera Zamudio al recreo infantil del colegio Aljarafe, para que los niños tocándola, subiéndose, entre arenas en sus descalzos pies, sueñen en un crucero con el vaivén de las imaginarias olas, entre sol y sombra natural. Sentir con sus manos, para abrir la mente.
Pulgar hacia arriba, conformidad, mano abierta, amistad y el juego de sombras chinescas que producen, probablemente uno de los más antiguos y sencillos espectáculos mágicos que perduran. La cuarta siempre estará al alcance de nuestras manos.
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