"... salud y gozo, y casa con corral y pozo" otorga relevancia en las casas o en el campo, al sitio cerrado y descubierto que sirve habitualmente para guardar animales.
La comida familiar optimiza recursos, dando las sobras a los animales del corral, cuyo picoteo de gallinas o parpeo de patos, valorizan en alimentos próximos su vuelta a comer, sin generación de residuos - susceptibles de bonificación fiscal - frente al día de hoy que van mayoritariamente al contenedor. Plásticos y logística del RSU, con costes de todo tipo asociados, lo siguiente.
Limpieza de gallinaza, la rotación del dormidero en forma de palos del gallinero y el huerto familiar, permitían el control de moscas, olores y aportaba una despensa con vida propia sostenible en el tiempo. El origen en casas de campo y cortijos, que luego fue llevado a los núcleos de población.
Gente normal y corriente han visto desde su infancia la crianza año tras año, incubando una prole de pollitos y han matado con sus propias manos lo que se han comido. Garantía sanitaria pues ante un animal enfermo, se separaba del resto y se curaba, en caso contrario se enterraba.
Los tratados de albéitar se basarían en experiencias reales de nuestros hogares, y ahora los veterinarios responsables de la Administración competente, tendrían que estar más sensibilizados con nuestra tierra.
Núcleo zoológico no identifica correctamente un corral, pues burocratiza lo que se queda en casa, desanimando su conservación, y por ende sus razas autóctonas en vías de extinción asociadas. Ni tampoco es de aplicación en el atajadizo o cercado que se hace en los ríos o en la costa del mar, para encerrar la pesca y cogerla, con la misma calificación.
Los corrales de Chipiona, Rota y Sanlúcar de Barrameda son un referente de todos y el de nuestras casas, identitario, cultural y ecológico también. Promover su vida como el cacareo, la mejor manera de mantenerlos.
Feliz 2023 y Salud para todos.
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