Setas cultivadas de una alpaca en casa.
Setas cultivadas de una alpaca en casa.

La cantidad de paja de arroz producida año tras año genera muchas toneladas de metano en su degradación y malos humos en su combustión, aunque excepcionalmente esté permitida. Cuestión de tiempo su búsqueda de alternativas pues el reto ante el cambio climático no admite este tipo de prácticas ya prohibidas incluso en el resto de cereales.

Esta pandemia nos hace descubrir espacios poco valorados, el poyete de la cocina, el alféizar de la ventana, el pasillo de la terraza o el ojo patio del lavadero, pues nuestra vida en estos lares del sur era en la calle, exteriores al aire libre, y ahora el miedo al contagio -la Covid mata- nos hace sedentarios en nuestro hogar.

Una alpaca de paja inoculada con esporas de hongos comestibles, nos proporciona suculentas setas sin químicos adicionados, complementando guisos caseros, revueltos o de plato principal en plancha. Sin humos producimos nuestros alimentos.

Fomentamos nuestra autoestima, de un modo activo, consiguiendo muchas pequeñas acciones que repercuten en una mayor valoración y estimación de la dignidad y valores de nuestro mundo rural.

Su cuidado demanda de una pulverización de agua diariamente, sin provocar lixiviados ni manchas, emplazamiento evitando el sol directo y dosis de alucinación, con un poco de paciencia, con el crecimiento diario que tienen una vez se desarrollan. He llegado a ver en una cocina junto a una maceta de hierbabuena, manojo de tomillo y manzanilla silvestres, esas setas resultantes creando ciertamente un bodegón más que llamativo y gastronómico.

Valoraremos con pequeños gestos la importancia de nuestra alimentación sostenible, de máxima proximidad al igual que productos locales y con cuidados culturales necesarios y suficientes, educativos, sin venenos como hacen los agricultores certificados ecológicos, pues vale la pena recordar que “Somos lo que comemos”.

Si cuidamos el medio ambiente estamos invirtiendo en salud. El Fondo de Reconstrucción Next Generation UE nos otorga una oportunidad única e irrenunciable de crear las bases de una economía ecológica, saludable y social. Cuidar y gestionar los recursos naturales desde la responsabilidad hacia las generaciones futuras, energías renovables, movilidad sostenible, bioeconomía, depuración sostenible de aguas, lucha contra el despoblamiento tienen que estar claramente identificados en cada una de las fichas de las propuestas de proyectos a aprobar, para que nos permita abordar un futuro claramente esperanzador.

El olivar de montaña y de marco tradicional es un pilar básico del territorio, de nuestros pueblos y de la salud mediterránea para el mundo, por tanto la circularidad, a través de sus plantas de compostaje y tratamientos de alpeorujo, es hablar de residuo cero. Tenemos pendiente en la mayoría de nuestras almazaras, su implantación, coordínense para que sea una realidad en estos Fondos.

La competitividad no puede esgrimirse para afectar al medio ambiente y por ende a nosotros mismos, sin olvidar incluir los gastos de explotación y de mantenimiento de cualquier actividad, para devolver los recursos en las mismas condiciones que los hemos captado. Si no funcionan así, estaremos abocados a no existir. Trabajo estable y medioambiente son pilares de la circularidad y reto frente al cambio climático.

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