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Gabriel Ramírez Quesada, miembro de Podemos Jerez

Yo, como muchas personas, he pensado que las personas que trabajaban como autónomos eran verdaderos afortunados. Cada uno puede organizarse como quiere o puede, y en la mayoría de los casos no tienen un jefe encima que tenga que decirle lo que debe o no debe hacer. Eres tu propio jefe para todo, puedes tener el horario que mejor te convenga, puedes decidir los precios de tu negocio, tienes libertad para tus asuntos personales… ¡qué bonito sueño!

Si preguntas a los más de 3.000.000 de autónomos de nuestro país seguramente te dirán otra realidad. Una realidad muy distinta a todo aquello que nos han contado. Desde las instituciones se les da mucha importancia (en apariencia) a la labor que tienen las personas autónomas sobre el mercado laboral de nuestro país, pero a la hora de la verdad somos los primeros en marginar y en tachar de poco más que maleantes.

Nos han dicho muchas veces en los medios de comunicación que hay muchas personas que trabajan en negro, que no declaran los trabajos que realizan y que no están dados de alta ni en el régimen de la seguridad social ni en el régimen de autónomos. Habría que preguntar a todas esas personas las razones por las cuales no se dan de alta en ninguno de los regímenes anteriores.

La cuota general para darse de alta como autónomo (mínima) ronda los 287 euros mensuales, los cuales a priori no parece mucha cuantía, pero a los cuales hay que sumar un 21% de retención en el momento en el que generas beneficio. En el caso de una persona que genera 1.000 euros mensuales por una chapuza, el darse de alta y facturar le conlleva un gasto de 436 euros. Una cantidad ínfima para las administraciones, pero enorme para una persona. Cabe recordar que dicha retención era hace apenas dos años, de un 15%... un 15% en época de bonanza, donde se creaba riqueza y empleo… muy buena idea subirla 6 puntos en época de crisis. ¡Di que sí!

Si aún así eres de las personas que puede pagar tus cuotas mensualmente, debes saber los maravillosos derechos de baja y vacaciones que tienes, los cuales se puede decir que se reducen a cero. Si te das de baja por cualquier razón no ves ningún tipo de bonificación por parte de la administración hasta que no pasas diez días de baja, por lo que si tienes una gripe o virus intestinal vete olvidando de descansar para ponerte sano, ya que además de no recibir ayuda por parte del Estado, estarás desatendiendo tu negocio, sin generar movimiento mercantil y en consecuencia no generando facturación. Por descontado están las vacaciones, esas grandes olvidadas para los autónomos. En caso de decidir, si eres afortunado y valiente, cerrar tu negocio durante una semana en verano para poder descansar e irte de vacaciones a la playa, debes saber que tu cuota de autónomo se mantiene íntegra, no vas a generar facturación para tu negocio y que por supuesto no vas a recibir compensación económica por parte del Estado.

Pero claro, si no puedes pagar las mensualidades, o te salen pequeñas chapuzas y no las declaras, estás defraudando. Más bien deberían de observar los derechos que tienen las personas autónomas y como las explotan mediante impuestos y retenciones, y preguntarse si realmente los que defraudan son ellos, pero mediante un fraude moral.

Para hacer más atractiva esta invención de lo bonito que es ser autónomo, decidieron sacar la famosa tarifa plana de 50 euros para los autónomos. Con dicha tarifa se congratulaban por el trabajo bien hecho, por lo bien que cuidaban a los autónomos de este país, y por supuesto por la maravillosa forma que habían pensado para fomentar la creación de empleo. Pues bien, dicha tarifa esconde mucho más de lo que han dicho en los medios. Las condiciones para poder adherirte a ella son excesivas en todos los aspectos;  desde no haber estado dado de alta en el régimen de autónomos en los cinco años anteriores, hasta no haber recibido nunca una bonificación por parte de la Seguridad Social como autónomo, aunque hayan pasado más de cinco años. Realmente hay que ser un verdadero sinvergüenza para ser capaz de aprobar dicha reforma y engrandecerse por ello.

Esta es la situación en la que nos encontramos las personas que trabajamos como autónomos, nos encontramos en un sistema laboral en el cual no importamos mucho a nadie, ya que parece que al ser autónomo y sobre todo si tienes un pequeño negocio, eres un privilegiado, un empresario que no puede quejarse, cuando la realidad es muy distinta. Deberían de cuidar un poco más a todas esas personas que se levantan cuando aún es de noche y llegan a casa después de diez horas de trabajo o más; sin saber si mañana va a poder continuar con su negocio o no; que no saben cuando podrán cogerse una semana para descansar con la familia; que por mucho que trabajen siempre tendrán más que pagar; y que contribuyen a las arcas públicas con cerca de 1.000 millones de euros de manera directa mediante la cuota mensual. Después de todo, ¿seguimos siendo nosotros los que defraudamos?

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