Alergias alimentarias, ¿están aumentando? Se necesitan protocolos de escolarización segura

La alergia alimentaria es una dolencia crónica, cada vez más frecuente en menores, y donde las reacciones por exposición al alérgeno pueden ser imprevisibles

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Profesor de la EASP. Médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona.

Foto reciente del mercado de Tiro de Línea.
Foto reciente del mercado de Tiro de Línea. MAURI BUHIGAS

Hace unos días saltaba la noticia de que un niño de 3 años estaba ingresado por una alergia alimentaria en un comedor escolar de Granada. Al parecer, el centro proporcionó a todos los alumnos el mismo menú, que incluía croquetas con proteína de la leche, sin tener en cuenta las intolerancias de algunos/as menores. Se sabe que en Andalucía cerca de dos millones de personas sufren alergia

Al menos dos niños han fallecido en los últimos años en España por reacciones alérgicas a la proteína de leche mientras estaban en horario escolar. Y cómo dice la asociación AVANZAX la falta de un protocolo de escolarización segura para menores alérgicos, provoca situaciones como la de Granada. 

La alergia alimentaria es una dolencia crónica, cada vez más frecuente en menores, y donde las reacciones por exposición al alérgeno pueden ser imprevisibles. La más grave de todas es la anafilaxia, que en pocos minutos puede suponer un riesgo vital para el menor. 

El porcentaje de población con alergias alimentarias en el mundo es más alto que nunca. Probablemente porque los alimentos que estamos consumiendo ahora, más procesados, por algún motivo hacen que nuestro sistema inmune se vuelva más reactivo o la microbiota se vea afectada.

Las teorías de este aumento que se ceba, sobre todo, con niños/as hablan de exceso de higiene, ya que aunque parezca un contrasentido, tenemos protegidos a nuestros/as hijos/as con todo tipo de desinfectantes, lo que estamos haciendo es, no tener ocupado a nuestro sistema inmunitario y este se preocuparía en reaccionar contra otras proteínas de los alimentos que antes pasaban desapercibidas para él; de cambios en los alimentos que ingerimos, al haberse incorporado la biotecnología en nuestros cultivos buscando que sean más resistentes a plagas o mejorando su rendimiento incluso ya desde las propias semillas para que eviten los insectos o los hongos que las devoraría antes de germinar, pues bien, estas mismas proteínas que para las plantas y semillas les sirve de blindaje protector para distintos microorganismos son las que posteriormente se comportaran como alérgenos para el ser humano y de microbiota, ya que es fundamental que tengamos una buena microbiota para evitar algunos tipos de alergias.

Si ingerimos un alimento al que somos alérgicos, las reacciones menores pueden ir desde picazón, a hinchazón o dolor estomacal. Pero una de cada 4 personas con alergias alimentarias tendrá en algún momento de su vida una reacción severa, conocida como anafilaxia. Y en el caso de un número alarmante de personas en los últimos años, la anafilaxia fue causa de muerte.

La anafilaxia se caracteriza por síntomas como respiración sibilante, mareos y vómitos. La presión sanguínea puede descender, el pulso bajar y las vías respiratorias sufrir opresión y estrechamiento.

La Organización Mundial de Alergias sugiere que existen más de 170 alimentos relacionados con reacciones alérgicas, aunque cualquiera lo puede causar. El 90% de las reacciones alérgicas vienen por pescados y marisco, frutos secos, huevos, leche y cereales como el trigo o frutas rosáceas (melocotón, albaricoque…). Los cuatro que más reacciones alérgicas producen son la fruta con un 44%, los frutos secos con un 28%, el marisco con un 15% y la leche con un 11%”.

Un acto tan cotidiano como tomar un café en un bar le costó la vida a una chica de 16 años hace unos meses. Había pedido un café solo, porque era alérgica a las proteínas de la leche, pero estaba contaminado con restos de este alimento, lo que tuvo consecuencias fatales.

Cuando una persona alérgica se expone a un alimento al que es sensible, su sistema inmunitario reconoce alguna de sus proteínas como un agente extraño (un alérgeno) y reacciona de forma exagerada para tratar de combatirlo. Lo más frecuente es que se produzcan síntomas relativamente leves, como picor en la boca y en el paladar, hinchazón de alguna parte del cuerpo o urticaria. Pero en algunas personas se puede desencadenar una reacción grave, llamada anafilaxia, en la que se producen síntomas como constricción de las vías respiratorias o descenso abrupto de la presión arterial, y que puede resultar mortal. De ahí la importancia de conocer y controlar la presencia de alérgenos en alimentos.

Pero a la hora de la verdad las personas alérgicas se encuentran con varios problemas.

Uno de ellos es que solo es obligatorio informar acerca de los siguientes alérgenos: cereales que contienen gluten, crustáceos, huevos, pescado, cacahuete, soja, leche, frutos secos de cáscara, apio, mostaza, sésamo, anhídrido sulfuroso y sulfitos, altramuces y moluscos, así como derivados de ellos y productos que contengan estas sustancias. Estos son los 14 alérgenos que la legislación europea considera de declaración obligatoria porque son los que se relacionan con alergias más graves o que afectan a un mayor número de personas. Pero se estima que existen más de 170 alimentos que causan reacciones alérgicas en personas sensibles. Esto significa que si somos alérgicos a un alimento que no es de declaración obligatoria, por ejemplo, las frambuesas, tendremos que avisar previamente al restaurante porque la legislación no obliga a informar sobre este alérgeno ni a controlar su presencia.

Un segundo problema, aún más importante, es la contaminación cruzada. La legislación obliga a declarar, por ejemplo, la presencia de leche y trigo en unas croquetas porque esos alérgenos son dos de sus ingredientes. Pero como clientes no tenemos manera de saber si se han podido contaminar de manera fortuita con pequeñas cantidades de otros alérgenos que no forman parte de su composición, como ocurre por ejemplo si previamente se han frito gambas en el mismo aceite. Esto es importante porque incluso esas pequeñas cantidades pueden desencadenar reacciones alérgicas en personas sensibles.

Ante el creciente problema global de las alergias a los alimentos las asociaciones de pacientes como AVANZAX están concienciando, tratando de llegar a pacientes, administración pública y sociedad en general, pero la labor de las asociaciones de pacientes se desarrolla los 365 días del año. Concienciación, formación, defensa de derechos del paciente, reuniones con la administración pública para dar respuesta a las necesidades de este colectivo cada vez mayor.

La recomendación que se hace ante la situación es la introducción precoz de los alimentos, entre los 4-6 meses molidos en cremas o en leche. Además, es importante dar tomas frecuentes, una vez iniciada la ingesta de un alimento nuevo en la dieta, no tomas ocasionales. Algunos tipos de alergias alimentarias, como a la leche y el huevo, se suelen superar de forma espontánea, pero en caso de que no llegue esa tolerancia se valora la inmunoterapia oral, que consiste en la administración de dosis crecientes del alimento implicado hasta alcanzar la dosis mayor tolerada o que represente la ración habitual para la edad. Y siempre en un hospital y con seguimiento estrecho del alergólogo.

Los primeros responsables de cumplir la legislación y de informar de la presencia de alérgenos son los propios establecimientos. Las autoridades sanitarias deben encargarse de supervisar que eso se cumple, pero no siempre es fácil, entre otras cosas porque no es posible realizar inspecciones in situ para comprobar por ejemplo de qué manera se informa a los clientes cuando se hace de forma oral.

El niño que está diagnosticado de una alergia alimentaria deberá llevar siempre el autoinyector de adrenalina para utilizarlo ante la sospecha de estar sufriendo una anafilaxia. El autoinyector se puede emplear a través de la ropa en caso de emergencia. Debe aplicarse en la parte externa del muslo. Si el niño es muy pequeño, hay que sujetarle muy bien para evitar que se mueva.

La vida de estos niños y niñas gira en torno a la prevención, para no sufrir reacciones, la formación de sus cuidadores y la actuación de emergencia en caso de reacción. No obstante, hay anafilaxias que no remiten y producen la muerte del paciente. Por ello, la salud y la vida del paciente giran en torno a la prevención y la formación.

Así mejoraremos mucho la respuesta sobre problemas que cada día aparecen más. 

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