Rocío Arrabal, alcaldable por el PSOE en Algeciras.
Rocío Arrabal, alcaldable por el PSOE en Algeciras.

La visión masculina, dicen, es excesivamente cuadriculada. Lancemos entonces una mirada sinuosa sobre los candidatos. Una perspectiva lubricante y profundamente democrática que contribuya a suavizar las asperezas de la política, con el permiso de Juan Abreu.  

Hay que empezar por Landaluce, de quien dicen las chirigotas, que cuando hay apagón sale al balcón y su calva luce. Se nos antojan también aires de un general Castaños, y eso tiene su público, sin duda. Un general en retirada, también es verdad, porque según el mismo, y aquí tiene que haber algo de ironía, dice que sólo le queda un par de cosillas por hacer en Algeciras. 

Luego está Rocío Arrabal, que entre tanto perro viejo ya tiene una cuota de voto refrescante asegurada. La Arrabal no está mal, aunque se le ha visto un poco contenida. Debe ser que es buena festera y tiene que sujetar a las bacantes que lleva dentro. De menos a más, yo creo que le ha faltado un final a lo fiesta del Orgullo donde soltarse la melena o hacer headbanging al ritmo de Brutal Thin. Lo propone uno que es lacio, aprensivo y poco jovial.

El más madrugador fue Del Río retratado en las farolas desde CCOO hasta el Mojón de Mazinger Z. En el cartel le falla la sonrisa porque delata unos colmillos pronunciados que recuerdan a los Vampiros en la Habana. Aunque él es de los buenos porque se presume que uno de IU siempre será bienvenido en la isla de Pepito. Hasta donde los cubos de basura de la Cañada de los Tomates tuvo que ir Del Río para denunciar el abandono que sufre la ciudad. Del Río tiene un arrojo salvaje. Un poco más y le asalta la tigresa blanca ucraniana de los Barrios desde las zarzas.

Finalmente está Fenoy que debe ser de la quinta del general Castaños. Efectivamente, lo describen como un histórico curtido en mil batallas por la enseñanza. Se dice que es un estudioso y además de ramalazos libertarios, aquí nuestro respeto. Pero Fenoy viene acompañado de Teresa Rodríguez, que como todo el mundo sabe es la mejor garantía de éxito en unas elecciones. Por lo demás, su tono dulce y juvenil evoca la utopía de Galeano, ese bellezón que cada vez que damos un paso, con lo que cuesta, se aleja otro.  

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