La lista verde

La sequía, más el saqueo de los recursos hídricos del Parque Natural, lo tienen al borde de la agonía, y ahora la lamentable gestión de sus responsables queda al descubierto

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Moreno y Ribera, tras la firma del acuerdo por Doñana, clave en la lucha desde Andalucía contra el cambio climático.
Moreno y Ribera, tras la firma del acuerdo por Doñana, clave en la lucha desde Andalucía contra el cambio climático.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha sacado al Parque Nacional de Doñana (creado en 1969) y su entorno, el Parque Natural (1989), de la Lista Verde de los espacios naturales.

La causa es la mala gestión por parte de la Junta de Andalucía, responsable de no tomar medidas contra su deterioro. Es la primera vez que un Parque es excluido de la Lista.

Esto ocurrió el pasado primero de diciembre y, claro, una noticia de estas características, que deja con las vergüenzas al aire a los gestores de la derecha andaluza, se ha intentado sepultar en lo más oscuro de las páginas de periódicos, radios y televisiones adictas, o sea, casi todas.

Cuando el asunto era más que evidente, el Gobierno andaluz se ha refugiado en evasivas y excusas pueriles. “No hemos recibido ninguna carta”, “No nos lo creemos”, y cosas así. No han tenido la dignidad ni la entereza de asumir el suspenso. Como los alumnos malos: “Es que el profesor me tiene manía”.

Lo cierto es que su intención durante estos últimos años ha ido en la dirección de incrementar los regadíos, ponerse de perfil ante los pozos ilegales y reírle las gracias a los empresarios turísticos de Matalascañas.

Todo encaja, es su público, son sus votantes. Regantes, propietarios que cultivan fresas como si estuvieran en la brumosa campiña inglesa, o los que resucitan fantasmas de la carretera costera Cádiz-Huelva, o alientan esa manifestación pagano-alcohólica del Rocío recorriendo un Parque Natural como un borracho a los mandos de un todoterreno.

La sequía, más el saqueo de los recursos hídricos del Parque Natural, lo tienen al borde de la agonía, y ahora la lamentable gestión de sus responsables queda al descubierto.

Los periodistas que cantaban finas loas a Doñana, tan egregios y premiados, que a la menor ocasión entonaban con su lira una égloga a un flamenco e incluso a un pinsapo, ahora están callados como tumbas. No vaya a ser que el señorito se enfade. ¿Dónde quedan aquellos golpes de pecho?

Doñana es (era) la expresión de civismo y educación de un pueblo. En 2024 se cumplirán 30 años de su declaración como Patrimonio Natural de la Unesco.

Qué vergüenza.

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