Cuñados ante la pantalla

Se comenta que el periodismo ha muerto, porque los periodistas ya no escriben para sus lectores sino para el dueño del periódico

JOSE PETTENGHI ARTICULO

Biólogo y profesor.

Cuñados ante la pantalla. Ferreras, en una imagen de archivo de su programa en 'La Sexta'.
Cuñados ante la pantalla. Ferreras, en una imagen de archivo de su programa en 'La Sexta'.

Hubo una época en este país en la que al adversario político se le metía en la cárcel. O directamente se le asesinaba. El adversario era el enemigo. Todavía hay quien añora esos tiempos.

Hoy, con la democracia -“plena” le dicen- se utilizan otros medios: las cloacas del Estado, la policía patriótica, los medios de comunicación comprados o las redes para fabricar bulos y calumnias. Lo mismo que antes, solo que después no hay que pasar la fregona para limpiar la sangre.

Esto no va de Pablo Iglesias, ni de Podemos, no: se llaman “operaciones mediáticas”, al servicio de innobles y antidemocráticos objetivos. O mejor dicho, conspiraciones criminales.

Esto tampoco va de Ferreras, de Cospedal, de Jorge Fernández Díaz, ni siquiera de Villarejo, porque junto a ellos cabalgan jueces, con sus nombres y apellidos, exministros y grandes empresarios, acostumbrados a salirse con la suya desde siempre. Sus silencios cómplices y sus apoyos a lo canallesco arriman la democracia a un espectáculo indecente.

La prensa también pone de su parte. De este lado no viene ni un reproche ético ni profesional. Solo silencio ante tanta arbitrariedad y tanto exceso. Se comenta que el periodismo ha muerto, porque los periodistas ya no escriben para sus lectores sino para el dueño del periódico. Sueldos, precariedad… Y es tan penosa la situación, que aquel periodista que quiera llegar a fin de mes debe transigir, amoldarse y tragar. Se llega a la conclusión de que no hacen falta periodistas sino héroes.

Sin embargo, hay otros que hacen el juego porque disfrutan enmarañando, agrediendo verbalmente al que incomoda, destrozando reputaciones o poniendo motes infamantes.

Aquí en mi ciudad el listón está muy alto. ¡Qué nivel! Manipuladores de baja estofa que, a lo sumo, buscan congraciarse con el poder local, mostrando su vileza y su inmoralidad.

Lo chocante es que el público persigue esa bajeza, ese marujeo, esas opiniones de cuñado, propias de Tele5, edificadas sobre la burricie, el rumor malintencionado y la frivolidad más gusana. Son los cobardes voceros de los que ya tienen voz.

Pero aún quedan periodistas, los que toman partido por la verdad y la ciudadanía. Y sin ellos no puede existir una democracia.

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