Magnífico el lema que la ONU ha elegido este año para conmemorar el Día de la Mujer y como en años anteriores, las mujeres de mi entorno, solemos debatir si este día tiene razón de ser o no. Ante la diversidad de opiniones y algunos razonamientos vehementes en contra (por ejemplo, ¿para cuando el Día del Hombre?), he decidido poner por escrito lo que opinamos las que si consideramos de justicia que sea un día de reivindicación, de toma de conciencia, y también, de celebración de lo conseguido.
El Día de la Mujer Trabajadora surgió como consecuencia de los movimientos obreros a finales del siglo XIX en América del Norte y Europa, donde se conmemoran unos hechos terribles ocurridos en una fábrica de Nueva York, un incendio donde murieron 146 personas de ellas 123 mujeres que estaban encerradas en una fábrica textil, reivindicando mejoras salariales y condiciones laborales dignas. Más tarde en 1975, las Naciones Unidas celebraron el 8 de marzo, por primera vez, el Día Internacional de la mujer.
A las mujeres nos sobran los motivos para que al menos este día le pongamos voz a muchas de las reivindicaciones por las que como ciudadanas y trabajadoras no dejamos de luchar cada día. La desigualdad de oportunidades, unida a la precariedad laboral y la brecha salarial existente, hacen que ser mujer esté penalizado con un mayor esfuerzo, y aun así, no conseguimos las mismas oportunidades que los hombres en el mercado laboral. Si a esto añadimos la ausencia de corresponsabilidad en el trabajo doméstico y los cuidados a personas dependientes, hacen que las mujeres soportemos una doble jornada, invisible para esta sociedad patriarcal que nos educa para ello.
Somos las grandes perjudicadas de las medidas económicas neoliberales que se están aplicando en estos momentos de crisis económicas, al ser las principales perjudicadas de tantos recortes en prestaciones sociales, y tener que hacer frente a los cuidados no remunerados, dificultando nuestro acceso al trabajo, a la política, a la cultura, en definitiva, perdiendo derechos y calidad de vida.
Vivimos en una sociedad que nos invisibiliza y pretende tutelarnos, impidiéndonos decidir sobre nuestro propio cuerpo y forma de relacionarnos, convirtiéndonos en inferiores y por supuesto relegadas a un segundo plano en la sociedad. Muestra de ello es que las mujeres somos la mitad de la población, y tenemos muchas dificultades para acceder a puestos directivos y de responsabilidad en empresas, consejos de administración, cátedras y un largo etcétera.
Está en nuestras manos ir derribando estas barreras que nos han impuesto a través de la educación recibida, llevando a cabo el lema que la ONU ha establecido para este 8 de marzo. Empoderando a la mujer, empoderando a la humanidad… ¡Imagínatelo!
Para eso es fundamental que nos lo creamos, que busquemos herramientas para conseguir que a través de la coeducación y la educación en valores seamos capaces de construir una sociedad de iguales. Es nuestra responsabilidad. Porque, omo decía Concha Caballero en un artículo publicado en diciembre del pasado año, "pongamos la igualdad en la agenda, en las demandas, en los papeles, en las conversaciones y en la vida".
Juana Cla es miembro de ATTAC Jerez.
Comentarios