Javier Milei, candidato en las elecciones de Argentina.
Javier Milei, candidato en las elecciones de Argentina.

Argentina, cuando se la mira sin prejuicios, es un país muy hermoso, es un país federal, es un país democrático y mucho más moderno, en muchos puntos, de lo que los prejuicios permiten dejar ver. No es solo que sea una ciudad llena de teatros independientes con una cartelera global más que interesante; con una cantidad apabullante de librerías. Aparte la polarización, Argentina sigue atesorando el arte conversatoria.

Esta noche pasada se celebró un debate de candidatos a la presidencia Argentina que, de ninguna manera, ofrecerían a nadie la idea de lo profundamente que está políticamente polarizada la sociedad Argentina; tanto, por cierto, como tantas sociedades europeas. La palabra exterminio fue utilizada una sola vez y contra la pobreza, que alcanza al 40% de la población. Se celebrarán dos debates, obligatoriamente por ley, uno en alguna de las Provincias, en realidad Estados federados como si habláramos de Alemania; hoy fue celebrado en la ciudad más antigua del país: Santiago del Estero. El segundo debate, el próximo domingo, será en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, la capital federal.

El debate fue impecable visualmente, en una sala llena de público que no tenía autorizado jalear ni aplaudir, o lo contrario, ni interrumpir de ninguna manera: y no ocurrió. Un debate extraordinariamente ordenado en cuanto al tiempo de intervención y los bloques por temas. El tercer tema, de cuatro, fue decidido por la sociedad, en una encuesta abierta: Derechos Humanos y convivencia democrática. Acá es donde el candidato Javier Milei polemizó con los desaparecidos, “no son 30.000” y dijo que eran 8.753. Sostuvo que los crímenes de terrorismo de Estado, juzgados y condenados, fueron excesos.

Sergio Massa, actual ministro de Economía y candidato de un espacio político, cuyo vertebrador fundamental es el peronismo, pidió perdón por políticas del Gobierno al que pertenece desde agosto de 2022.

Patricia Bullrich y Javier Milei polemizaron entre ellos: “ándate a la Puna”, le dijo a Milei por los planes que su hipotético Gobierno tendría para la enseñanza primaria y secundaria. El gobernador de Córdoba, y candidato también, le recordaría que la Educación es competencia de las Provincias. Gobernador que pertenece al Partido Peronista de Córdoba.

Massa propuso una moneda digital argentina; lleva ya varios días hablado de la necesidad de que todas las operaciones con dinero se realicen a través de los bancos, en una clara apuesta por el control de las operaciones. Propuso también una Ley de blanqueo de dinero para atraer el dinero del exterior, pero con la advertencia de leyes más severas contra el fraude y la evasión. Sergio Massa prometió convocar un Gobierno de unidad nacional si gana las elecciones. Se habían disparado los rumores de que hoy podría anunciar quién sería su ministro de Economía, noticia que habría quedado pospuesta para el próximo debate. Habló de los nuevos Derechos Humanos, además de seguir defendiendo “el legado de Memoria, Verdad y Justicia”.

Myriam Bregman, de la izquierda, criticó con dureza a Massa por su errática vida política respecto a la defensa de los intereses de los trabajadores y las clases desfavorecidas. Fue dura igual con el resto de candidatøs. Fue ataca por Milei, en relación por su compromiso como abogada en causas de Derechos Humanos.

Nadie, como decía, hubiera pensado en la desquiciada polarización que se vive en el espacio publicado y, a veces, en el espacio público. Hace solo unos pocos días Milei atacó duramente el Papa Francisco, quien goza de un amplio respeto en la sociedad argentina. También hace unos días el hipotético ministro de Educación de Milei, Martín Krause, decía : “Imagínense ustedes si la Gestado hubiera sido argentina, hubieran matado a muchos menos judíos, por ineficiente”. Buenos Aires tiene una de las mayores comunidades de judíos del mundo fuera de Israel. Llovieron las acusaciones de banalización del Holocausto.

El debate mostró, claro, mediocridades conocidas también en Europa, promesas imposibles de cumplir de algunos políticos, fantasías, renovación de promesas que hasta ahora no fueron cumplidas y simpleza apabullante en el ingenio de querer ofrecer soluciones muy sencillas, y de un sentido común igualmente simple, para problemas muy complejos.

Quien es candidatø y no acude al debate le queda retirada la propaganda electoral: así es la ley.

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