El programa electoral de Ciudadanos en Andalucía se llama Cataluña

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

Juan Marín e Inés Arrimadas en la plaza del Arenal de Jerez, hace unas semanas.
Juan Marín e Inés Arrimadas en la plaza del Arenal de Jerez, hace unas semanas.

No me sorprendí. ¿Cómo iba a hacerlo? Escuchar a Inés Arrimadas el otro día en la plaza del Arenal fue como teletransportarse a cualquier punto de la geografía catalana. De un lado, los salvapatrias, al otro, los que inventaron la democracia —y la pólvora—. Como buena salvapatrias, Arrimadas repite su discurso hasta la saciedad. Lo repite hasta tal punto que en precampaña para las elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre lo único que se le ocurre poner encima de la mesa es el conflicto catalán.

Venir a su tierra, donde celebró días atrás un congreso nacional, y pasear por sus calles para solo hablar de la "ilusión por votar" que "se respira en Jerez" es cuanto menos decepcionante. Diría que muy decepcionante, si no hubiera visto a su compañero y candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía, el chaquetero Juan Marín, que se lleva el primer premio. El que le salvó el sillón a Susana Díaz hace casi cuatro años, cuando la faraona decidió romper el pacto de gobierno con IU y adelantar las elecciones para girar aún más hacia la derecha, viene ahora a dar lecciones para acabar con el régimen de 40 años de PSOE en Andalucía.

Juan Marín, ese personaje público que no muestra hacia dónde va, qué es lo que hace y qué pretende. Un político atrapalotodo que ha sabido adaptarse a todo tipo de circunstancias a su paso por Alianza Popular, el Partido Andalucista, el partido localista Independientes por Sanlúcar y que llegó a Ciudadanos hace tan solo cuatro años. Un candidato puesto para ver qué sucede y para ver qué cae, que parece que es a lo que aspira Ciudadanos en el resto de España.

Andalucista —no puedo sino reírme— localista y ahora nacionalista español y candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, una entidad autonómica que en un principio causaba más desagrado que otra cosa a los que fueran promotores de Ciutadans. Como las diputaciones, aquella institución que les hacía desprender fuego por la boca hasta que llegaron a ellas para calentar sus sillones. Ciudadanos, un partido político sin proyecto político y encima sin referencia en una ciudad tan importante como Jerez, donde toda su dirección local ha tomado las de Villadiego. Su propio partido les acusa de arribismo, de discutir y pelearse entre ellos para conseguir un puestecito.

No los juzgo, son ellos mismos los que se juzgan. Y da lástima. Da lástima saber que aunque en todos lados se cuecen habas en algunos sitios se pelean hasta por ser el cocinero sin saber cocinarse ni un huevo frito. Habas con odio. Un odio, el ingrediente secreto de este Ciudadanos subidito, que se cocina a fuego lento y cuya composición tiene como elemento fundamental a Cataluña. Cataluña esto e independentistas lo otro. ¡Separatistas, golpistas y secesionistas! Y si le echo una pizca de Andalucía es para cocinar impuestos de sucesiones... con la de andaluces que hay con una senyera al cuello. Ya lo dijo hace unas semanas Carolina Punset, uno de sus referentes en Europa que ha abandonado la formación naranja: habas "marca blanca del PP". Falta la calabaza. Sí, calabazas. En Andalucía démosle calabazas, que es época y va a ayudar a que espese ese mejunje naranja.

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