Clientes de La Vega, tomando un café en la terraza. FOTO: MANU GARCÍA
Clientes de La Vega, tomando un café en la terraza. FOTO: MANU GARCÍA

Se siente la alegría que da el bullicio de la gente en las terrazas de bares y cafeterías. Hay ganas de diversión, pero también necesidad de mover el dinero para que otros ganen lo que perdieron. El calor nos invita a organizar planes, y las horas de luz a retrasar el sueño porque somos de quedar y vernos fuera.

De tomar copas con tapas o cenas de verano de sobremesas con postre que alarguen conversaciones sin más, y risas porque sí.

Esta normalidad, casi, recuperada es la que hace que nos sintamos libres y vivamos como si nada hubiera pasado. Claro que esto último lo pensarán los torpes e irresponsables que participan de fiestas ilegales, que entiendo como delictivas, ya que ponen en peligro la vida de mucha gente. Entre ellos, aunque parece que no les importe por la forma de comportarse que tienen, la de sus padres o abuelos cuando vuelven a sus casas con la madrugada encima.

Está claro que si no nos tomamos en serio la distancia social, volveremos al temido mes de marzo. De hecho, 14 municipios de Lugo quedaron aislados. O en Cataluña, con el confinamiento de más de 200.000 habitantes de la comarca leridana del Segriá.

Ya vemos cómo se disparan los rebrotes con nuevos casos diarios de Covid-19. De estos, 169 se quedan en Andalucía. Hay que tener en cuenta, y ahí está el peligro, que siete de cada diez casos diagnosticados son asintomáticos. Estos son los que hacen subir la curva en España. Según revela Sanidad, hay más de un contagio por cada diez mil personas, curva actual parecida a la que teníamos en nuestro país antes de que se decretara el estado de alarma.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que la pandemia todavía está lejos de alcanzar el pico de contagios y que aún “no está bajo control”. El virus no conoce fronteras y ha quedado al desnudo muchas carencias sanitarias. No estábamos preparados para esta catástrofe porque no había respuestas fáciles, pero sin lugar a dudas los gobiernos y la sociedad debemos aprender de los errores para no volver a repetirlos.

Ha sido una muy dura lección que muchos están olvidando después del huracán de fallecidos que ha dejado a su paso, y que aún continua aunque se tenga bajo control. Pero no podemos bajar la guardia en las medidas establecidas para que el virus no juegue con nuestras vidas.

La pandemia, dice el director de la OMS, continua “acelerándose y empeorando” siendo EEUU, seguido de Brasil, India y Rusia, los más afectados. En Hong Kong han vuelto a las restricciones limitando aforos en bares y restaurantes. ¿Queremos esto para nuestra economía? No y rotundamente no.

Los ERTE finalizaran pasado septiembre o a finales de año, como vienen pidiendo los agentes sociales. Y después qué. No hay trabajo, no se contrata, se despide,… Este es el mapa que tenemos.

En todos y cada uno de nosotros está mejorar la situación o empeorarla. No debemos, ni podemos tener un policía detrás para recordar cuáles son nuestras obligaciones y deberes.

Alejandro Magno se lo dijo al pueblo en el siglo II antes de Cristo, pero bien parece una frase de hoy mismo: “Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos”.

Sabias palabras. ¿La hacemos nuestra? Buen fin de semana

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