Batallón de limpieza, el pasado martes en el Hontoria. FOTO: MANU GARCÍA
Batallón de limpieza, el pasado martes en el Hontoria. FOTO: MANU GARCÍA

Detrás de que un grupo de jóvenes salga a limpiar la ciudad hay mucho más que un grupo de adolescentes responsables, y las reacciones que provoca este movimiento en los adultos pueden ser todavía maś interesante de analizar.

Centrándonos en los jóvenes, la iniciativa parte de una preocupación por el medio ambiente, surge en torno a todos estos nuevos movimientos ecologistas que están surgiendo desde sectores de población muy jóvenes, es esa la preocupación inicial y la motivación, el medio ambiente y la salud, no es un tema de limpieza de la ciudad, o al menos no en el fondo.

Cuando hablamos de medio ambiente pensamos en el campo, en ríos, playas o lagos, en definitiva, en elementos ajenos a las ciudades. Esta visión provoca que pensemos en el ecologismo como un movimiento que afecta a los campos, no a los que habitamos las ciudades, una cuestión como el cambio climático ha cambiado totalmente esta visión, y las nuevas generaciones están especialmente sensibilizados y han aprendido cómo nuestras acciones cotidianas inciden en el medio ambiente de todo el planeta.

El movimiento Greenteam creado en Jerez hace su primera aparición en el botellódromo, con 17 personas, y produce cierta repercusión en medios de comunicación y redes sociales, que desemboca en una segunda intervención en el parque González Hontoria, más mediática y multitudinaria.

Lo primero que tenemos que entender es que no se trata de limpieza, sino de medio ambiente, las inquietudes de estos jóvenes no son ni el turismo, ni la estética, sino la salud, y que de pronto decenas de jóvenes participen de una actividad como esta por un lado hay que evaluarlo de manera positiva, ya que para que un grupo tan grande de jóvenes se organice autónomamente implica que han recibido una educación en un entorno de compromiso, generosidad y responsabilidad, pero también significa que no existen alternativas para estos jóvenes en las que desarrollar muchas de sus inquietudes.

Los adultos en vez de sentirnos interpelados por estos jóvenes reaccionamos de manera paternalista. Entre todos hemos convertido una iniciativa juvenil en un fenómeno mediático donde prima la foto frente al mensaje.

A los que lo han relacionado con análisis partidistas e interesados sobre la limpieza de la ciudad, a los que fueron a la segunda cita a darles lecciones y decirles qué tenían hacer y a los que incluso quisieron uniformarlos y comenzaron a buscar patrocinadores con la idea de hacer camisetas en la que se incluiría los logos de las empresas patrocinadores, a todos esos, yo les pediría que si tienen alguna iniciativa, la pongan ellos mismos en marcha, y dejen a los jóvenes en paz, y en caso de acercarte a ellos escuchen y piensen antes de dar tantas lecciones y consejos.

Podría haber escrito sobre cómo las redes sociales convierten cualquier movimiento o intervención en postureo, lo peligroso de modas y movimientos donde su leitmotiv principal es una foto o vídeo en redes, o podría escribir una lección de ecologismo urbano a estos jóvenes, podría apuntarme a la moda de decir lo que el Greenteam debería hacer, pero siempre he preferido escuchar a los jóvenes, que darles lecciones, y es que cuando el joven señala la luna, el adulto suele mirar el dedo.

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