Hijos del agobio

Se nos ha hecho creer a los pobres que la culpa de su pobreza la tiene otro pobre y de sus pocas ganas de trabajar, pagar un piso o prosperar

12 de marzo de 2025 a las 09:11h
Un niño en bici, en una calle del Polígono Sur, el barrio más pobre de España.
Un niño en bici, en una calle del Polígono Sur, el barrio más pobre de España. JOSÉ LUIS TIRADO

Ha finalizado la necesidad de hablar de política para parecer interesante y se omiten opiniones por pudor y por mantener a amigos y familiares. Por lo general, uno cierra círculos afines a una afinidad ideológica, la bondad del amigo o la familia. Siendo esta última un misterio donde se aguanta lo insoportable por amor. De lo que estoy segurísimo es que después de una revolución aunque sea descafeinada, inmediatamente hay una contra, desde los poderes fácticos, reaccionaria y populista.

Se nos ha hecho creer a los pobres que la culpa de su pobreza la tiene otro pobre y de sus pocas ganas de trabajar, pagar un piso o prosperar. Hoy se lo oí a Rufián, político más que necesario en el parlamento aunque no comparta su pasión por el independentismo. No conoces a ningún ocupa y, sin embargo, ya tienes el miedo en el cuerpo por si te toca. Saludos nazis, odio a la cultura del progreso, la inclusión llamada woke y un sentido de la vida alejada de lo que verdaderamente importa que no es más que lo intangible.

Eres implacable con quienes no consiguen integrarse y no sabes qué diez empresas controlan el mundo y de dónde sacan los recursos. Miedo, armamento, vuelta a un periodo de desglobalización, ideas nacionalistas supremacistas y un culto al populismo que se ha ido de los bares para instalarse en el anonimato infame de las redes.

Otras Adidas retro, otro selfie en Instagram, un poco de opinión progresista en Facebook pero en el fondo estás vacío. Gurús de la psicología que te entrenan desde Tik tok para mejorar las emociones pero luego en el trabajo, los tiburones sin conciencia de lo común, te anulan por tu poco sentido de la competencia y tu poco amor propio. Cada día es una lucha épica por una amplísima gama de contratiempos y te cansas. Sabiendo que el primero que tienes fallos eres tú. Leer libros viejos para tener ideas nuevas con poca energía y falta de actitud.

La sertralina, el odio a socializar y conocer gente nueva, la necesidad de expresarte y predicar en el desierto. Qué gran dilema y cuántas fases tiene la vida. Muy lejos queda aquel verano del 92 y que juventud más insolente y desaprovechada. Recuerdos infaustos, traumas no resueltos, necesidades que cubres con compras en Amazon. Sentido pesimista de lo que queda por venir y miedo, otra vez miedo y ansiedad. Lo siento pero así veo a mis amigos, así los percibo: hijos de un agobio anunciado y publicitado por la televisión.

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