El fenómeno de los ‘Chemtrails’

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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Seguramente tengan cierta culpa estos tiempos nuestros, en los que, con la prisa y lo terrenal, hacen que nos olvidemos de mirar más asiduamente a las alturas y contemplar la belleza incomparable que nos brinda a diario nuestro cielo, bien con su manto de nubes, o con su limpio azul.

El año pasado, leyendo unos artículos en el periódico descubrí qué eran los ‘chemtrails’ (estelas químicas). Ese extraño anglicismo que viene a decir que nos están fumigando aérea y clandestinamente mientras seguimos haciendo nuestra rutinaria vida sin enterarnos de la misa la mitad. Según las personas que siguen esa teoría -que no son pocas-, nuestros cielos parecen estar siendo utilizados como plataforma de ensayo en el marco de operaciones militares secretas, como la ‘geoingeniería’, para controlar y ‘poseer’ el clima terrestre. La fumigación aérea clandestina con compuestos químicos está orientada, presuntamente, a ‘gestionar la radiación solar’ con la excusa de combatir el cambio climático, y se lleva a cabo sin el conocimiento ni el consentimiento de la ciudadanía.

El pasado mes de septiembre de 2014, aparecía en el Diario de Ferrol la noticia de una denuncia presentada en el Juzgado de Instrucción número 2 de la ciudad de Ferrol, por un funcionario de ese mismo juzgado, Roberto Carrodeguas Vilar, que, y cito textualmente: asegura estar siendo víctima de los efectos del fenómeno conocido como ‘Chemtrail’. Así, relata que en el mes de junio estaba paseando por San Sadurniño y de repente sintió picores en la cara, en el cuello y los brazos, como si se tratara de una reacción alérgica en las partes del cuerpo que no estaban cubiertas por la ropa. Al mismo tiempo, manifiesta haber notado una cierta molestia al respirar y picor en la garganta. Cuando levantó la vista hacia el cielo vio pasar dos aviones que se cruzaban, aparentemente en la misma altura y un rumbo parecido al de colisión y que formaban un dibujo con una estela parecida a una nube. Roberto Carrogeduas observó que ya habían dado una pasada anterior por otras partes del cielo, en el que había multitud de estelas, por lo que pensó que podían estar fumigando […].

He intentado ponerme en contacto con el denunciante, pero me ha sido imposible, así que no conozco qué habrá pasado con esa denuncia tan curiosa.

Hace algunas semanas tuve la ocasión de hablar con un meteorólogo que me comentaba que los primeros datos con relación a este tema llegaron de Estados Unidos. Cientos de personas en las supuestas zonas fumigadas, vieron cómo sus plantas marchitaban, por lo que procedieron a analizar la tierra y el agua para encontrar una respuesta. Los resultados arrojaban dosis inusuales de metales pesados, miles de veces superiores a los parámetros de referencia. Este meteorólogo no ha querido que haga referencia de su nombre en este artículo, pues el de las supuestas fumigaciones clandestinas es un tema polémico y delicado. Cada vez que alguien habla sobre esta teoría y expone algún dato, de inmediato se le echan encima los llamados escépticos a modo inquisitorial.

Yo lo pude comprobar en mis carnes hace cosa de un año. A veces, cuando no estoy seguro de escribir sobre un determinado tema, hago referencia a él en las redes sociales, para saber si interesa o no, con el de las supuestas fumigaciones comprobé que interesa y mucho, tanto por un lado como por el otro. Recuerdo que subí varias fotos de cielos de la sierra de Cádiz donde se podían ver un montón de esas llamativas estelas. Recibí hasta anónimos tildándome de paranoico. Pero oigan, yo ni creo ni dejo de creer en que nos estén fumigando con oscuras intenciones, pero desde que me informé del tema, he tomado bastantes fotografías de cielos en la provincia de Cádiz, en las cuales se pueden observar los rastros de algo que se asemeja muchísimo a una fumigación aérea. Esas fotos se las hice llegar a expertos en ‘chemtrails’ y me comentaron que muy posiblemente pudieran ser restos de esas supuestas fumigaciones clandestinas. También se las envié a científicos escépticos con este tema, aunque a día de hoy no he obtenido ninguna respuesta.

Lo que es bastante evidente es que la contaminación a esa altura en forma de nubes que generan los aviones traerá problemas a largo plazo por la toxicidad de todo lo emitido, al igual que pasa en nuestras carreteras con los coches, motos, etc.

Sea como sea, si a ustedes, que leen esto, les interesa el asunto, no duden en buscar más información sobre este fenómeno, desde la objetividad y el razonamiento, pero con la mente abierta y sin dogmatismos.

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