Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, con Isabel Díaz Ayuso, lideresa de los populares madrileños.
Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, con Isabel Díaz Ayuso, lideresa de los populares madrileños.

Ya lo dijo Margallo: “Desde que ETA no nos mata, no tenemos proyecto”. La extrema derecha de España —formada por Vox y PP— vuelve a utilizar a una banda de terroristas y asesinos desaparecida hace 12 años para mentir y cabrear al personal deseoso de acabar con este Gobierno bolivariano. Hay que reconocer que Bildu se lo ha puesto fácil. Sin embargo, lo despreciable del hecho de llevar a condenados por terrorismo que han cumplido con la Justicia en sus listas —¿de verdad no hay nadie en Euskal Herria que defienda una ideología de izquierdas y no tenga sangre en sus manos?— no frena su legalidad y, por tanto, que los votantes vascos lo condenen o aprueben en las urnas. ¡Es la democracia, amigos!, que diría aquel. Joder, manda huevos que los que aplaudían el abrazo a la democracia de franquistas dictadores critiquen ahora a Otegi. Cuando en este país unos bastardos criminales mataban a cascoporro, los mismos que decían que si ETA dejaba las armas había que ser generosos, ahora llaman a Pedro Sánchez amigo de asesinos.

El todo vale por llegar al poder se ha instaurado en España con Abascal, Ayuso y Feijóo como líderes del trumpismo patrio. Banderas y odio, moderado o altivo, es su lema. Pero en una cosa les voy a dar la razón: es cierto que en nuestro país hay quien apoya el terrorismo desde las instituciones y es muy importante hablar de ello. ¿Acaso no es terrorismo desahuciar a los desamparados de sus hogares para ganar más y más dinero? ¿No es terrorismo negar la violencia machista? Mentir y difundir bulos desde las emisoras más importantes del país también es alentar a locos y posibles terroristas que, después, amenazan de muerte en directo a un presidente elegido democráticamente.

No se nos puede olvidar tampoco el terrorismo contra la inteligencia y la ciencia cuando se niega el cambio climático. Terrorismo ambiental es lo que quiere hacer Moreno Bonilla en Doñana y Trebujena. También es terrorismo alimentar las teorías conspiranoicas desde programas milenarios. Terrorismo es blanquear el fascismo haciendo que sus líderes jueguen con hormigas. Terrorismo es decir a alguien con quién se puede casar o con quién tiene que follar. Terrorismo es decirle a una mujer qué tiene que hacer con su cuerpo. ¿Y no es terrorismo dejar morir a cientos de ancianos sin prestarles atención médica?

Y así puedo seguir todo el día. Ya veis, la hermana del comisionista que se forraba vendiendo mascarillas cuando en España morían 700 personas al día, tiene toda la razón. Estamos rodeados de terroristas; lo que no tengo claro es que sean de ETA.

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