Pezones y rodillas

Si analizamos en profundidad las propuestas de Igualdad, se comprueba que estas no son más que lo normal en una sociedad civilizada

Irene Montero, ministra de Igualdad, en el Congreso.
Irene Montero, ministra de Igualdad, en el Congreso.

El odio a Unidas Podemos y, sobre todo, hacia las mujeres que componen esta formación, alcanza niveles pocas veces vistos. Es evidente que hay quienes no conciben la vida sin sentirse superiores, pisoteando todo lo que a ellos les saca de su arcana zona de confort. Al no tener argumentos para defender lo indefendible, recurren al insulto machista, algo que no debería tener cabida en estos tiempos. El último ejemplo,  un alcalde del PP que dijo ayer sobre Irene Montero: "ha hincado bien las rodillas y, mírala, de ministra".

El tipejo, José María Saiz, lo soltó y se quedó tan pancho. Quizá fue el ambiente nauseabundo del plató de televisión del pseudo periodista Javier Negre lo que le indujo al exabrupto. Curioso lo de este periodista, condenado varias veces por lanzar bulos y a la vez financiado por, entre otros, la comunidad de Ayuso.

Los insultos a Montero no son nada nuevo, incluso en sede parlamentaria le han dicho cosas similares. Todo ello hace que me pregunte si la inquina contra esta señora y sus compañeras va más allá de la política. Si analizamos en profundidad las propuestas de Igualdad, se comprueba que estas no son más que lo normal en una sociedad civilizada. ¿De verdad hay que discutir que para tener relaciones sexuales con una mujer hay que contar con su consentimiento explícito?

Si a la ministra y al gobierno hay que criticarles algo, sería más bien su confianza ciega en el estamento judicial. Extrañarse ahora de que haya jueces que interpretan la ley en función de su propia ideología y creencias -lo que ellas mismas han denunciado una y otra vez- es cuanto menos de cándidas. ¡Hay jueces que son del PP y VOX!, claman ahora extrañadas. ¿En serio, ministra?

No sé si el problema de la reducción de condenas se explica solo por esto si bien, aunque así fuese, la obligación del gobierno debe ser promulgar una ley tan nítida que no haya hueco a interpretaciones que acaben con los agresores sexuales en la calle. Imagino lo complicado que es esta tarea, pero la posición de Unidas Podemos y de todo el arco de la izquierda debería ser "más papista que el papa", conscientes, como ya ha quedado claro, de que son presa continuada de bulos y calumnias.

Sin embargo, me temo que el tema de los insultos va más allá. La guerra, a la que parece que algunos están dispuestos a llegar dado lo visto en Estados Unidos y Brasil, se juega en el campo del modelo de sociedad. Soy consciente que este Pituffo resulta cansino con el tema, pero me aterran los vientos que vuelven a soplar en nuestro mundo. Si estás en el bando de los que les molesta- aunque lo niegues-  la igualdad real de las mujeres, los derechos  LGTBI o la búsqueda de un mundo sin desigualdad, es obvio que te joderá el Sí es Sí, las bodas gay o los pezones de Ione Belarra. Cumplido este primer requisito, VOX y el PP darán normalidad a tu cabreo; y de encender tu ira ya se ocuparán las Ana Rosa y los Herrera, Losantos, Negre y compañía.

Pero, amigos insultadores, dejad que aparte a un lado vuestras ideas patéticas y me solidarice con vuestras personas. ¿Sabéis cuál es el riesgo? Que quizás, cuando amenacéis al presidente por televisión al grito ayusista de “que te vote Txapote”- o asaltéis el Congreso, como vuestros correligionarios brasileños o estadounidenses- en ese momento, los grandes líderes que os jalean, los Abascal y Ayuso, se harán caquita como Trump o Bolsonaro y os dejarán tirado con vuestra mentalidad medieval.

No os confundáis, estos visionarios, como en su día lo fue Franco, son solo unos fantoches que toman el cetro del mando cuando la victoria está casi garantizada y tú, amigo y amiga neardental, eres tan solo un pringado de usar y tirar. Yo que vosotros, me lo pensaba mejor antes de insultar y asaltar, no vaya a ser que no llegue el reino prometido y os quedéis desamparados con vuestra cruz y vuestra bandera.

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