Macarena Olona, secretaria del grupo parlamentario de Vox en el Congreso.
Macarena Olona, secretaria del grupo parlamentario de Vox en el Congreso.

Parece evidente que hay demasiado ofendidito suelto, demasiada gente que se molesta cuando no se siente incluida. Estos, no hace mucho, ni se atrevían a expresar sus pareceres por temor a que les calificaran de ceporros, pero en los tiempos actuales cuando estos pensamientos acomplejados tienen cabida en un partido político o en determinados medios de comunicación, estas ideas medievales pueden campar a sus anchas. Da igual el tamaño que tenga la burrada que expresen, sólo hay que añadir la coletilla “es mi opinión” para que todo tenga cabida. Lo peor es que de este patología involutiva no se libra ningún estrato social, ni profesión alguna por muchos estudios y conocimientos que requiera, por lo que siempre hay un médico, un economista o un juez que avale tales afirmaciones dándole mayor pábulo.

Pero no conformes con bombardearnos con sus ideas neardentales y con sus autobuses panfletarios, este grupo de primates se sienten además insultados por una bandera LGTBI, una manifestación del 8M o un chiste sobre un presidente de gobierno franquista. Despliegan entonces su poder mediático y económico para hacer desfilar por los tribunales a alcaldes, titiriteros, cómicos o youtubers. Algo impensable en los años ochenta del siglo pasado, hoy es moneda común. La estupidez humana no tiene límites, y su egoísmo tampoco.  Para sentirse ofendido por un símbolo que representa la visualización de aquellos colectivos que han sido reprimidos, perseguidos o asesinados durante siglos, hay que estar muy acomplejado y tener muy baja la autoestima.

Aunque se expresen de manera altanera y chulesca, estos hombres y mujeres en realidad poseen tan insegura percepción de sí mismos que tienen miedo ante cualquiera que no entre dentro de su pequeña zona  de confort racista, homófoba, machista o económicamente privilegiada. Tienen tanto miedo a perder su estatus que prefieren negar realidades como el maltrato femenino, el cambio climático o la diversidad sexual para no sentirse amenazados. Si personajes tan lamentables como Macarena Olona, son capaces de negar a gritos en el Congreso la existencia de la violencia machista con más de mil asesinatos desde 2003, qué no harán con las víctimas de la violencia por homofobia. Es evidente, que estos tristes seres solamente se sienten tranquilos en un mundo sin diversidad ni mestizaje; solo en un mundo monocolor no sufren sus complejos, ni ven peligrar sus privilegios sean cuales sean.

Lo ocurrido con la bandera arcoíris en el Ayuntamiento de Cádiz es un ejemplo de lo que expongo. Es un suceso desgarrador para nuestra sociedad que un símbolo que no limita derecho alguno a nadie y que persigue la igualdad y la normalización, represente una ofensa para alguien. Precisamente, la denuncia contra Kichi demuestra que queda mucho por lo que trabajar y lo necesarias que son estas jornadas reivindicativas, hoy más que nunca. Sus argumentos para denunciar la bandera LGTBI son ridículos y egoístas. Por un lado, hablan de un intento del lobby homosexual- es curioso cómo para estos tipos siempre hay un lobby o contubernio demoníaco avalando sus tesis, ya sea el lobby feminista, el LGTBI, o el de la ciencia ortodoxa-  para ensuciar la mente de nuestros hijos e hijas.  A este razonamiento, por llamarlo de alguna manera, se responde rápidamente con el comentario de la genial Ellen DeGeneres:

Cada vez que la gente se comporte como si las imágenes de los gais en los medios de comunicación pudieran influir a sus hijos para ser gais, les recordaré que los niños gais crecimos viendo solo a gente heterosexual en televisión”.

 Es entonces cuando los olones y olonas patrios pasan el argumento según el cual tales símbolos no representan al conjunto de la sociedad y por eso no pueden presidir un ayuntamiento. ¡Bravo, amigos fachas! ¡Chapó! Una tesis maestra, sin fisura alguna. Por ello supongo, que después de denunciar a quien coloque la bandera multicolor haréis lo mismo cuando algún ayuntamiento u otro organismo público ofrezca ayudas públicas o coloque símbolos católicos, por ejemplo, en Semana Santa. Teniendo en cuenta que  esta religión tampoco engloba a la totalidad de la población de ningún pueblo, ciudad o comunidad entiendo que, si todavía no lo habéis hecho, es porque no habéis encontrado el momento entre una cosa y otra. ¡Ah!, ¿que no vais a protestar por ello? Pues no los entiendo, será que los pituffos le tenemos manía a la extrema derecha y por ello no entendemos bien el sentido de las palabras Libertad e Igualdad. Mea Culpa. Mi aversión a la derecha -hace años me decían lo mismo desde la izquierda- me nubla el juicio. Convencido, debe ser eso.

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