Tanxugueiras.
Tanxugueiras.

Domingo a mediodía. Estoy acabando de leer en mi terraza el segundo libro de La Saga de Geralt de Rivia, un gustazo. Si la serie de Netflix es buena, las obras de Sapkowsky son una pasada. De repente, acompañando a unos rayos de sol la mar de agradables, multitud de vítores impregnan mi plaza. Presto atención y entiendo que se deben al partidazo que Rafa Nadal se estaba marcando en Australia. Me hago viejo, antes hubiera estado pegado a la tele y, sin embargo, ni me acordaba de que retrasmitían la final.  

Los gritos van a más y observo cómo uno de los tipos saca una bandera patria y grita aquello de “Yo soy español, español, español…”. Creo reconocer al susodicho, desconozco su nombre pero lo veo a diario pasar largas horas en el bar de abajo haciendo de tertuliano con sus colegas de cervecitas. Desde mi balcón, le he oído cagarse en la familia de Pablo Iglesias e insultar al gobierno comunista que manda en España. “En este país hace falta más mano dura, de la de antes...”, llegó a decir un día. Como no sé su nombre, en mi imaginación de Pituffo lo conozco por Pablo el Facha. No me pregunten por qué, mi inestable cerebro tiene estas cosas.

¿Por qué celebra Pablo el Facha las victorias de Nadal?- me pregunto. ¿Por ser español o por sus méritos deportivos? Si Medverev se llamara García y Nadal fuera Nadalosky, ¿a quien animaría Pablo el facha

Se me va la olla y sigo divagando. ¿Cómo es posible que en esta sociedad se celebren más las victorias de un deportista que los logros sociales que nos benefician a todos? Cuando en España se ha subido el salario mínimo de 735 euros a 950, Pablo el facha no lo celebró. Ni siquiera cuando España ha conseguido ser uno de los países con mejor tasa de vacunación contra el Covid he escuchado desde mi terraza su voz aguardentosa. 

A ver si se me explico que después se me lían. No critico a los que celebran las victorias de los deportistas porque admiran ciertas características personales de ellos. En ese aspecto, Rafa Nadal tiene mucho por lo que ser admirado. Su capacidad de sacrificio y superación es digna de elogio. Comprendo, incluso, que podamos llegar a emocionarnos pero para ello no hace falta ni que Nadal sea español ni que sus seguidores hayan nacido en Palencia.

Nadal tiene fans que celebran sus victorias en todo el mundo y se emocionan igual que Pablo el Facha. Así se explica que el Real Madrid y el Barça tengan seguidores en Uganda o que yo anime a los Green Bay Packers. Nadal, por suerte, no representa a nadie más que a él y los que lo admiramos deportivamente no necesitamos banderas. Pero estos Pablo fachas de turno solo animan a los que ellos consideran de su ganado. Son los mismos que, cuando en la selección marcaba Piqué, no lo celebraban.

Estos Pablo fachas antes vivían acomplejados y ahora, gracias a la ultraderecha, se creen justificados para defender sus ideas. Los Pablo fachas son los que llaman al toreo cultura, los que anteponen la religión a la ciencia o los que no se fían de las vacunas porque lo dice Miguel Bosé. Para los Pablo fachas solo hay dos dictaduras en el mundo, Cuba y Venezuela. Son los mismos que esta misma semana han justificado el asalto al ayuntamiento de Lorca…, y es que a los Pablo fachas les da lo mismo el consistorio de un pueblo que el Capitolio.

Son ultras, como lo son los líderes que se reunieron en Madrid el pasado fin de semana. Encuentro de patriotas, lo llamó Abascal, mientras a su lado estaba el líder de la ultraderecha flamenca, quien, a su vez, apoya a Puigdemont y la independencia catalana. ¡Con un par, Santiago! Después les dices a todos los Pablo fachas que este gobierno se junta con los que rompen España. ¡Qué cosas!, y es que cuando hablamos de dinero la patria se difumina. Sin embargo, a Pablo el facha todo esto se la suda y continúa defendiendo a un partido neoliberal aunque él sea un prejubilado que vive en una VPO.

Hasta aquí os he descrito al Pablo facha español, pero los hay en todos los países. En Francia hay miles de Jean Pierre, le fascite, y en Alemania montones de Adolf, der Nazi. Sin ir más lejos, ayer leí  las declaraciones de  Alfons Godall, vicepresidente de la Fundació Barça que en un tuit reconocía su aversión a Nadal, Alonso y el Real Madrid “por representar al estado enemigo”. Pues con ustedes, Alfons el fatxa

Seguro que, si lo piensas, en tu vida tienes cerca un Pablo el Facha o quizás eres uno de ellos. Deberíamos analizarnos todos para ver cuánto tenemos cada uno de Pablo el facha.

Mi cabeza pituffogruñona va a estallar. Y mientras tanto, un último pensamiento se cuela en ella; pienso que el mundo se divide entre Pablo fachas, los que les ríen las gracias, aquellos que miran para otro lado y los que nos dedicamos a escribir gilipolleces.

¡Por un mundo sin naciones ni fronteras y que vivan las Tanxugueiras!

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído