No mires arriba

Es muy triste, pero este 2022 se inicia con pocos augurios de cambio y repleto de nubes negras. Aunque las vacunas nos están salvando la vida, la pandemia es la tormenta perfecta

Di Caprio, en una escena de 'No mires arriba'.
Di Caprio, en una escena de 'No mires arriba'.

Otro año más. Llegó el 2022 pero la humanidad no cambia. Vivimos en un primer mundo cada vez más egoísta y más estúpido. Durante estas fiestas mi hija me recomendó ver en Netflix un película llamada No mires arriba. Me gustó, aunque debo advertir que esta supuesta comedia es tan real que duele. Si ese mundo que presenta se hubiese recreado hace diez años resultaría inverosímil, pero hoy en día esta película solamente se limita a mostrar con crudeza la realidad en que vivimos.

En el filme hay una presidenta, Meryl Streep, y un equipo de gobierno ridículos que, tristemente, son superados en todo momento por los reales Trump o Boris Johnson. Como en la realidad, también en la película hay una gran parte del pueblo deseoso de creer en fake news para justificar su egoísmo y desplazar sin rubor cualquier justificación científica del peligro que corren. Todo parece ridículo. Sin embargo, sinceramente, el argumento no hace gracia cuando ves reflejadas en tus vecinos las mismas actitudes. Nuestro mundo es más surrealista si cabe: a nivel mundial, un tenista ultranacionalista y negacionista es aclamado por muchos como un libertador.

Otros, ponen el grito en el cielo ante tal majadería pero solo se preocupan por la tercera y la cuarta dosis mientras más de medio mundo suplica por tener tan solo una. Los expertos nos recuerdan que no es posible acabar con una pandemia mundial mientras no ayudemos a los países más desfavorecidos a luchar contra ella. Es más que una cuestión de solidaridad; las nuevas variantes se multiplicarán mientras no paremos la sangría que se está produciendo en los países pobres. Pero nos da igual, a pesar del riesgo que supone, los afortunados del mundo hemos decidido mirar para otro lado.

Si hiciéramos un No mires arriba a la española, aunque escribieran el guion los mejores cómicos, jamás igualaría nuestra realidad. Aquí convertimos a Paz Padilla en viróloga, a Fran Rivera en periodista, a Miguel Bosé en médico o a Ayuso en una gran líder política. El No mires arriba de la ficción se convierte en nuestra sociedad en un No mires al frente, porque cualquier tonto con un canal de YouTube se convierte en iluminado.

Es muy triste, pero este 2022 se inicia con pocos augurios de cambio y repleto de nubes negras. Aunque las vacunas nos están salvando la vida, la pandemia es la tormenta perfecta para, alentados por nuestra pasividad, desmantelar la sanidad pública. Como premio, estoy convencido de que el pueblo andaluz hará crecer, más si cabe, a la extrema derecha de Vox mientras estos hacen guiños a los negacionistas. Reconozcámoslo, el neoliberalismo está ganando la partida en Occidente y solo un asteroide con buena puntería acabaría con nuestra estupidez. Con ilusión hoy he leído que, como en la película, un gran meteorito pasará cerca de la Tierra. Por desgracia, no habrá suerte y pasará de largo. Visto lo visto, quizás lo más oportuno para algunos pituffos como yo sea cerrar los ojos y no mirar a ningún lado.

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