Artículo de opinión escrito por JL Ruffo, titulado 'La Izquierda y el orden mundial'. RTVE
Artículo de opinión escrito por JL Ruffo, titulado 'La Izquierda y el orden mundial'. RTVE

No a la guerra. No a la OTAN. No a un ejército europeo. Paz, Flower Power y, de fondo, el Imagine de John Lennon. Cuando nos ataquen responderemos con bellos versos de Machado.

¡Qué bonita imagen pero qué alejada de la realidad!
El envío de armas que el gobierno de España, al igual que casi toda la Unión Europea, va a realizar a Ucrania para su defensa, es más que razonable mientras que la postura de un sector de Unidas Podemos- en el que no está Yolanda Díaz- supone un canto al sol sin sentido. Postureo, que se dice hoy.

Este es un mundo global y, nos guste o no, antes o después habremos de caer en uno de los bandos. Hablar de pacifismo mientras las bombas matan a civiles inocentes no tiene lógica. El mirar para otro lado e intentar llegar a acuerdos con dictadores ultranacionalistas endiosados solamente tiene un final: que el tirano de turno continúe su agresión hasta la dominación total. Ese pacifismo, del que hablaba ayer Ione Belarra, no paró a los Nazis. Como bien ha recordado Baldoví, el “no intervencionismo” nos costó a los españoles el gobierno legítimo de la Segunda República y permitió a Hitler invadir media Europa, pasándose por el forro el acuerdo de Múnich en 1938. 

La izquierda aún tiene un problema con aquellos que confunden ideología con autoritarismo. Un dictador jamás debe ser de izquierdas. Este complejo de inferioridad que lleva a mantener simpatías ante los Maduro y los Putin por su supuesta oposición al imperialismo americano, se basa en  una idea obsoleta: creer que el mundo se mueve entre los ejes de capitalismo y comunismo. Confundir la ideología de Marx con la dictadura soviética es como culpar a ese judío del siglo I, que tal vez ni siquiera existió, un tal Jesús, de las barbaridades que la Iglesia ha cometido y sigue cometiendo en su nombre. 


La polaridad debe situarse entre democracias y dictaduras. Hoy, la gran amenaza de nuestros días  es el auge de los ultranacionalismos neoliberales (fascismos del S. XXI) que encuentran en Putin a uno de sus impulsores más importantes. Detrás de los partidos de ultraderecha y por muchos tuits que borren en VOX, siempre ha estado la sombra del líder ruso. Si la izquierda tiene un sentido hoy es el de luchar contra ellos, y no puede, ni debe, basarse en modelos dictatoriales como el de Rusia. Incluso la China de Xi Jinping , otra dictadura, hace malabarismos para no mezclarse demasiado en esta guerra. Reconozco que este Pituffo cruza los dedos para que China siga así, porque si el gigante asiático decide apoyar sin complejos a Rusia, estaremos ante la tercera guerra mundial. 


La democracia es la frontera  que nunca se debe sobrepasar, aunque en ella gobernase un partido como VOX. Si Abascal fuera presidente en España nos tendría en frente a muchos que, con “armas democráticas”, intentaríamos desbancarle del poder, tal y como ocurrió en Estados Unidos. La tentación a las dictaduras hay que dejarlas precisamente para los Trumpistas voxeros que alaban a Franco mientras demonizan a Stalin. Dejemos que los dictadores se peleen entre ellos. 
Señoras y señores de esa izquierda desfasada, por muchos ultranacionalistas y simpatizantes nazis que haya en Ucrania, no hay justificación para una invasión despiadada. Como ocurrió en la nefasta guerra de Irak, la lucha contra el tirano solo es la excusa para saquear un país y ponerlo en tu lado del tablero. 
Creo que el daño de este sector radical de la izquierda es muy grave y abona el discurso ultra, basado en fake news, de la extrema derecha. Abascal se puede permitir alabar a Putin un día y, al siguiente, utilizarlo para atacar al gobierno. A sus fieles les da igual. Pero un partido progresista del S. XXI no puede caer en esa burda trampa. Parafraseando a Pepe Mujica con palabras de Pituffo Gruñón: “Se puede ser de izquierdas, pero no gilipollas”.


Toca defender la democracia, en Ucrania o en Yemen, y luchar contra el agresor, sea Rusia o Arabia Saudí. Imperfecta o no, es el sistema más compatible con un mundo en paz. Ucrania no quería esta guerra. Para luchar contra el imperialismo americano no hace falta alabar a un dictador que oprime a su pueblo y destroza los derechos humanos.
No seamos cómplices de regímenes autoritarios. Por favor, no seamos como ellos.

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