Un examen de oposiciones, en una imagen de archivo.
Un examen de oposiciones, en una imagen de archivo.

Hace años, el mito del funcionario vago que vivía de maravilla ganando un pastizal, caló demasiado hondo. Nos metieron en la cabeza que estos afortunados seres eran unos privilegiados consentidos a los que había que reeducar. El ataque a los trabajadores públicos fue creciendo hasta conseguir que sus avances laborales —sueldo, días libres, vacaciones…— nos parecieran, al resto, privilegios de una casta acomodada en un mundo en el que lo normal y honrado era matarte a trabajar por un sueldo pésimo y unas condiciones de esclavitud. Si los demás no sabíamos nada de horas extras, horarios o conciliación... ¿por qué lo iban a disfrutar estos mimados? Y así hasta llegar a un esperpento en el que, en vez de exigir a las empresas privadas que mejoren nuestras condiciones de trabajo, votamos a gobiernos que prometen acabar con el “despilfarro y la comodidad” de los funcionarios. 

El desprecio por lo público ha llegado hasta el punto en que, hoy día, aprobar unas oposiciones de la Junta puede suponer una verdadera pesadilla. Si no me creen, pregunten a muchos opositores a las plazas de empleo público de Andalucía. En un acto de oportunismo político típico, el Gobierno andaluz ha anunciado la convocatoria 20-21, obviando el pequeño e insignificante detalle de que ¡aún no han resuelto la del 17-18-19! Pero, qué más da, qué importan las vidas de tantos y tantas ante la conveniencia de un calendario electoral. “Eso nos supone que, incluso habiendo aprobado, aún no sabemos si tenemos plaza o no y tenemos que seguir estudiando, pagar tasas y  volver a pasar por el proceso selectivo”, me decía una amiga. “Esto es una putada: aprobada, en paro, y años esperando. Centrada solo en esto. No tengo vida, no puedo organizar nada esperando la resolución”, me comenta otra. 

Pero que no se preocupe nadie, que estas amigas mías solo esperan unos chollos caídos del cielo, que se aguanten, que aquí lo más importante es que Juanma siga mandando y que la Olona gritona sea vicepresidenta. Esto es lo que parece pensar una gran mayoría a la vista de las expectativas de voto en nuestra tierra. “Si el SAS se cae a pedazos a mí me da igual poque yo tengo Sanitas”, pensará fulanita. “Me importan un pito los colegios públicos porque mi hijo está en la concertada”, dice menganito. Muy bien “parguelitas aburguesados”, aunque quizás deberíais saber que una mala administración pública jode a la gran mayoría de la población, curiosamente la misma que debería castigar a los gobernantes que la maltratan.

Tal vez a las Olonas de turno les importe un pito que se tarde siglos en gestionar la Ley de Dependencia, pues cuando necesiten atender a su padre con Alzheimer, ellas contratarán a una pobre sudamericana- que para eso sí quieren inmigrantes-por cuatro duros. Quizás al moderado Moreno le convenga que los juicios a su partido tarden años y años en celebrarse, pero cuando a ti te estafen y pase un lustro sin que llegue el juicio porque los trabajadores de Justicia no dan abasto, pues a lo mejor te enteras de cómo va esto.

Quién sabe, puede que los votantes de Espadas deban preguntar a su partido “socialista” por qué solo hacen verdaderas políticas de izquierda cuando tiene una mosca cojonera- con coleta o melena rubia- detrás o por qué cuando gobernaban en Andalucía abrían la mano y tiraban la rosa para concertar  con empresas privadas y con la Santa Iglesia Apostólica y Romana. ¡Ah! y ya que estamos, a lo mejor los partidos que se dicen garantes de lo público se dejan un día de gilipolleces y rencillas y luchan unidos ante el liberalismo que se extiende por Andalucía como las hordas de Mordor por la Tierra Media. Lástima que uno no tenga, cuando se necesitan, a un par de hobbits dispuestos a luchar desinteresadamente por el bien de su comunidad. Las nubes que se acercan son muy, muy  negras y Sauron, al lado de Olona, es un lindo gatito.

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Comentarios (1)

Panoramix Hace 1 año
Bien escrito y defendido, aunque al final la cabra ha tirado al monte. Yo también tengo una amiga que estudió JA durante años desde 2007 y las oposiciones también eran un sindios con el PSOE-A e incluso filtraron la plantilla de respuestas a interinos pata negra en 2008. Pero lo que ya hizo que renunciara a un puesto público fueron las FAFFES, en dónde un ejército de orcos que curiosamente eran familiares o amigos de altos cargos del PSOE se apoderaron de más de 1.000 plazas de empleados
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