Bola de cristal.
Bola de cristal.

Las elecciones de Castilla y León anticipan lo que, por desgracia, se nos viene encima. Veamos la bola de cristal que me ha prestado Pituffo Adivino: 

En Andalucía, las cartas están echadas y, en cuanto Moreno decida la fecha, el gobierno con la extrema derecha estará servido. Prepárense para que las Olonas y los Olones decidan el futuro de nuestros hijos. Mucha bandera de España, mucho himno y mucho neoliberalismo, es lo que viene. El PP de centro que fingió Aznar allá por los 90- el de la gaviota que hablaba con los sindicatos, pactaba con los nacionalistas y mantenía diálogos con el Movimiento de Liberación Vasco- ha girado definitivamente hacia la derecha más rancia, precisamente impulsada por los secuaces del amigo de Bush y con Ayuso a la cabeza. En el PP actual ya no hay sitio para los Borja Semper y los pocos que quedan más centrados resisten a lo Feijoo en sus reinos de Taifas, o acabarán, como el propio Juanma Moreno, abrazándose con VOX. 

El discurso simplista, de bandera rojigualda, ETA y Venezuela, ha vencido. Debemos reconocer de una vez por todas que  si un porcentaje amplio de nuestros convecinos elige a un partido homófobo, xenófobo y machista, es que comparte su discurso. Ya no cuela lo del voto del cabreo.

Pero sigo buscando en mi bola de cristal. ¿Y la izquierda? ¿Dónde demonios está? Pues, como siempre, perdida en sus batallas. En España resulta muy curiosa; aquí se autodenomina de izquierdas un partido de centro con giros hacia la derecha, el PSOE, y llamamos izquierda radical a un partido socialdemócrata como Podemos. Incluso en Cataluña, los de Esquerra están más centrados en el anhelo independentista que en su ideología y lo han vuelto a demostrar con su vergonzosa negativa a la reforma laboral. Los reparos que Rufián pone ahora a Yolanda Díaz no se los demostraba a la derecha corrupta de Convergencia. Menos postureos amigos catalanes que hasta la CUP se abrazó con Artur Mas. Muy de izquierdas todo. 

La bola de cristal también me enseña cómo el resto de la izquierda se agrupa en corpúsculos individualistas que, además de dividir y desperdiciar el voto, hacen que los votantes progresistas se cansen y pasen. ¿Qué haces en Andalucía si quieres votar izquierda y que tu voto impida la llegada de la ultraderecha? ¿Votar a un partido de viciado recuerdo en nuestra tierra como el PSOE? ¿Votar a un Podemos desintegrado, perdido en mil batallas?  Puedes votar a Teresa Rodríguez, representante de un partido que propone un más que  necesario Andalucismo identitario de izquierdas, aunque muchos se retirarán- y no sin razón- ante su exacerbado carácter anticapitalista y las pocas expectativas que maneja.

El futuro me muestra la imagen de un pobre votante de izquierdas que se hace la picha un lío al coger su papeleta: Adelante Andalucía, Andalucía adelante, Vamos Andalucía, Andalucía Oe Oe,… joder, vaya plan.

Tristemente, cual profecía de Nostradamus, la bola de cristal me revela cómo las Olonas, macarrismo en mano, avanzan por una autopista desierta a toda velocidad hacia San Telmo y la Moncloa

Dejo de mirar la bola. Gruñón- me digo a mi mismo- si tú no crees en adivinos, no hagas caso de esas visiones. Me tranquilizo e intento pensar en el futuro con lógica pero, tras ese intenso ejercicio me desanimo aún más. No veo otro futuro posible.

¡Leches, no me queda otra que rezar! Si Jesucristo no lo remedia estamos condenados. La verdad es que no creo mucho en su poder de intercesión, pero al menos mis súplicas van a un tío de izquierdas.

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