El ángel pobre (apuntes sobre lo inmemorable)

No tiene que comenzar la memoria ni la literatura con un derrumbe, tiene que comenzar con esa parte del lenguaje que es el silencio.

"La verdad saliendo del pozo', de Jean-Léon Gerôme.
"La verdad saliendo del pozo', de Jean-Léon Gerôme.

Es difícil dirigir la mirada hacia la memoria íntegra, aquella formada por los relatos de la pasión y el afecto. Por amor a los recuerdos y a vuestra generosa compañía seguidme a una hermosa ciudad y barrio perdido, en ese espacio y lenguaje en el que nos sentimos enteramente comprometidos, cuando expiación y memoria son lo mismo. El lenguaje de la literatura quiere tener la fuerza de un habla impersonal y también escuchar la voz íntima; repetirnos en varias lenguas nuestras visiones y experiencias.

No tiene que comenzar la memoria ni la literatura con un derrumbe, tiene que comenzar con esa parte del lenguaje que es el silencio. Por eso, con pasión y afecto yo agradezco a los míos su memoria íntegra, que decimos cultura, pero que sería mejor decir naturaleza.

Al atardecer, el silencio lejano se despliega como el viento. El desafío repetido de lo inmemorable, con infinitas variaciones, es un cuerpo extraño sin ningún punto de apoyo, esa vuelta a los movimientos del lazo musical. Giran los espejos de la ciudad en una trama cuando la luz cae sobre sus ruinas y la noche extiende el misterio de la mirada, quema la soledad del que llega.

Unos ojos dormidos en ti por el silencio, un acorde que te sostiene y escribe en nuestras palabras cada paso. Se mira la interminable noche virgen, sentimos como el habla más profunda devuelve el silencio, y ahí no hay límites, la reserva se dice a sí misma, no impugna su sinceridad.

Oírse en la palabra viva, en las correspondencias de la memoria, porque la fuerza de la palabra arruina la poética del precio y la fórmula y la clínica se hacen carne en el país de los muertos. Veréis entonces la borradura, la danza, la desnudez, cosas contra la imagen, y se escucharan otra vez en las viejas inscripciones el alma de los disidentes. Comprendida allí una fábula política, un arte de lo irrepresentable.

Acercarse a un nombre eterno es mirar unos ojos con aire sombrío, la luz inscribe al vagabundo y distraído ritmo del pensamiento, porque los músicos viven en el primer corte de la sombra y los nervios muertos de la música en la noche de los niños.

En un viejo pretil las ruinas de la luz te llaman al largo viaje de los amantes; un día abandonar la vida juntos, con la mirada muy azul. El corazón nocturno como un barco en la visión salvaje de un sueño. Las pasiones humanas y las fronteras son este tiempo que corre en la noche, bajo las aguas maternas. Ahora arde más la cal en las sombras, es la respiración de un niño.

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