El siete es un número cabalístico, mágico. El siete es el número de los samurais, de los magníficos -en realidad una versión western de la primigenia película japonesa de Kurosawa-, la canción de The Clash y... a lo que íbamos, los siete diputados de Junts que acaban de tomar juntos, nunca mejor dicho, a la vez, posando para las cámaras, posesión de su acta como diputados en el Congreso.
Después de los resultados electorales del pasado 23J, esos siete diputados son clave para la formación de gobierno, para la gobernabilidad, en definitiva, de un Estado que, tirando por lo bajo, no comparten. Con esos siete diputados en la mano, Junts ha escuchado distintos cantos de sirena, tanto en clave nacional como autonómica, ya que no se trata solo de un asunto entre los dos grandes partidos con posibilidades de formar gobierno, PP y PSOE, sino que ERC, su enemigo íntimo o su peor amigo, a elegir, también le ha pedido ir de la mano en este asunto, que se visualice que todo el independentismo catalán va unido... y votar la reelección de Pedro Sánchez por tacticismo político.
ERC necesita ese abrazo después de cosechar dos malos resultados seguidos en las urnas, municipales y generales, con los electores castigando su política posibilista frente al Estado español, mientras que Junts viene de ser la lista más votada en Barcelona en las municipales y en las generales solo ha perdido un diputado, frente a los seis perdidos por ERC, lo que seguro que está dando que pensar en el partido que actualmente gobierna en la Generalitat.
Desde el principio se dio por hecho que Junts se abstendría, facilitando la elección de Sánchez, abstención que luego, tras la pérdida de un diputado socialista por el voto exterior, debía trocarse en un sí... mientras que, por ahora, desde esta formación públicamente no se ha hablado de otra cosa que no sea autodeterminación y amnistía para votar a Sánchez, es decir, su programa de máximos. Puede que el PSOE lo tenga atado, pero... pero está claro que el PP ha empezado a sondear también en este mundo en el que sigue muy presente parte del empresariado catalán, con la valentía del que sabe que el 'no' lo tiene de antemano y que a partir de ahí cualquier cosa que saque será positiva...
Imposible decir qué va a votar Junts, y hasta qué punto sigue teniendo la última palabra Puigdemont. Parece que el PSOE sabe lo que va a hacer Junts y se le ve tranquilo, así que, si esto fuera un silogismo, si diría que cuenta con su voto, pero... aquí entran en juego muchas fuerzas telúricas, muchas emociones, así que seguro que la incógnita –y sus matices– no se va a despejar a las primeras de cambio cuando se abran 'oficialmente' las negociaciones.
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