La Junta de Andalucía ha anunciado un concierto, que se desglosa en dos contratos, por valor de 734 millones de euros, para que la sanidad privada realice operaciones quirúrgicas y distintas pruebas y consultas durante los próximos cuatro años.
Este concierto ha recibido importantes críticas tanto desde sindicatos como de partidos de la oposición, que estiman que se trata de una “privatización encubierta”. Especialmente interesante resulta el análisis del Sindicato Médico Andaluz, que echa en falta un estudio riguroso encaminado a aumentar la productividad en distintas áreas de la pública y, a partir de ahí, una vez localizadas las carencias, acudir a la sanidad privada llegado el caso.
Es que este es realmente el problema de fondo y hay que decirlo cuanto antes: lavozdelsur.es está inequívocamente a favor de una sanidad pública, universal, gratuita y de calidad en Andalucía… pero es consciente de que, tal y como está actualmente el modelo sanitario, la sanidad pública necesita de la operativa de la privada para completar una atención a la que, simplemente, no llega. Las citas en primaria fácilmente superan la semana y pueden llegar a dos, listas de espera casi fijas… en Andalucía hay lo que se puede perfectamente definir como un déficit estructural en la sanidad pública que, en principio, no tiene visos de entrar en fase de solución.
Es como la pescadilla que se muerde la cola: no se acomete el equilibrio de dicho déficit porque se acude a la privada, que tiene infraestructuras bien asentadas desde hace décadas, y como se ha acudido a la privada, el dinero se iría por ahí si la Administración autonómica decidiera afrontar este tema con todas sus consecuencias, porque tardarían años en sentarse unas bases de atención homologables… que, hay que volver a decirlo, ya existen en la sanidad privada porque las ha ido desarrollando durante los últimos 40 años para complementar a la pública. Eso lo saben bien en grandes ciudades como Sevilla y buena parte de la provincia de Cádiz, caso de Jerez, porque a grandes rasgos ha sido así desde que se transfirió la sanidad a Andalucía.
Puede que el PP, con sus políticas, esté contribuyendo a incrementar la necesidad de acudir a la sanidad privada –ahí está esa especie de mantra de la Junta de “acudiremos a la privada siempre que haya problemas en la pública”–, con medidas como la reducción de actividad hospitalaria vespertina el pasado verano, pero después de casi 40 años en el Ejecutivo andaluz desde el PSOE no se puede decir que se siente ajeno a un modelo que, con los matices coyunturales que se quiera, fue el partido que lo impulsó.
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