La sanidad fuerza una crisis en el 'plácido' Ejecutivo andaluz

La dimisión de los dos principales responsables del SAS tras la consejera no puede desligarse de los malos datos que no cesan, con especial atención a que más de un millón de andaluces están en las listas de espera

Sanidad andaluza. Catalina García, consejera de Salud y responsable del SAS.
Sanidad andaluza. Catalina García, consejera de Salud y responsable del SAS.

La Junta de Andalucía tiene un problema con el SAS o, lo que es lo mismo, los andaluces tienen un problema con su sanidad pública. El último episodio lo han protagonizado los números 2 y 3 de la Consejería de Salud, que han anunciado la dimisión de sus cargos por motivos “personales”. Es cierto que la consejera, Catalina García, al menos por ahora, sigue en su puesto, pero si esto no es una crisis de gobierno en el Ejecutivo del PP, instalado hasta ahora en la placidez de su mayoría absoluta parlamentaria, es algo muy parecido.

Hace unas semanas el presidente de la Junta, Juanma Moreno, no tuvo problema en reconocer que Andalucía tenía un serio problema con la sanidad pública, algo que, en estos tiempos evanescentes, en los que la responsabilidad siempre se trata de desviar a terceros, se puede decir que le honra. Ahora bien, una vez reconocido y localizado el problema, llega el momento de afrontarlo y buscar soluciones.

Desde el verano pasado hasta ahora se han sucedido diversas ‘minicrisis’, podríamos decir, en la sanidad andaluza, pero que terminan formando un todo muy preocupante y al que, por ahora, no se le ve una salida. La situación de la Atención Primaria, con una precariedad que se ha visto agudizada tras la pandemia del covid; todo lo relacionado con los conciertos de la sanidad privada –un tema de doble filo, ya que es contrario a la universalización de la sanidad pública, pero que hoy por hoy es imprescindible para su funcionamiento en el día a día en muy distintos ámbitos– y la publicación actualizada de las listas de espera, con más de un millón de pacientes para una intervención quirúrgica (200.000 personas) o una consulta con un especialista (otras 840.000) conforman un cuadro demoledor que necesita una inmediata respuesta desde el Ejecutivo andaluz sin más dilación.

Está por evaluar si estas dimisiones en la cúpula del SAS son un nuevo episodio en la degradación que vive la sanidad pública andaluza y su gestión o si, por el contrario, se trata de una de las primeras medidas para tratar de revertir el problema y se han producido justo antes de que llegara el ces. Haría bien el presidente Moreno en ponerse públicamente al frente de la situación y ser el primero en dar explicaciones sobre qué está ocurriendo y cual es el plan para salvar la sanidad pública...

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