Transcurrida más de una semana desde la celebración de las elecciones generales, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, ha decidido abandonar el tono bajo en que estaba instalado al anunciar –lo ha hecho a través de un vídeo- que va a buscar una mayoría parlamentaria en el Congreso como primer paso para presentarse a una investidura de la que salga su reelección como presidente del Gobierno.
Será a partir del día 17, fecha en que se constituyen el Congreso y el Senado, cuando los socialistas comiencen a negociar esa investidura, aunque obviamente ya mantienen contactos al respecto. Con este anuncio, Sánchez responde también de manera implícita a la carta que días atrás le envió el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la que le pedía una reunión para abordar la complicada situación resultante tras las elecciones. No habrá reunión ahora, si acaso después del día 17, y tampoco el PSOE va a abstenerse y dejar el camino libre al PP como partido ganador de las pasadas elecciones generales, como han venido solicitando distintos dirigentes del PP días atrás, ya que deja claro que esos contactos tienen como fin último recabar los apoyos necesarios para presentarse a la investidura.
Estoy convencido de que existe una amplia mayoría social para seguir avanzando.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) July 31, 2023
Toca ahora traducir esa mayoría social en una mayoría parlamentaria en el Congreso de los Diputados.
Y es lo que vamos a hacer en cuanto se constituyan las Cortes: trabajar para lograr una… pic.twitter.com/GPNkDcV7Eb
El interés poselectoral, como ocurre en las ligas de las competiciones deportivas, no existe solo por arriba, también se anuncian medidas y se toman decisiones por abajo, especialmente importantes en todo el mundo nacionalista e independentista cuyos apoyos son imprescindibles para la investidura de Sánchez. Si Bildu ofreció rápidamente sus votos sin hablar expresamente de a cambio de qué, el PNV quiere marca perfil propio y habla de que quiere hablar de la cuestión territorial del Estado a medio y largo plazo. El PNV se ha negado siquiera a sentarse con el PP, pese a las presiones que habría recibido de algunas grandes empresas, y está en disposición de llegar a un acuerdo con los socialistas.
Otra cosa es el independentismo catalán. Si a Bildu le va estupendamente, desde un punto de vista electoral, pactando con el PSOE, no puede decir lo mismo ERC, que viene de dos fiascos consecutivos, en las municipales y en las generales. ERC quiere hablar antes con Junts y que se visualice, de alguna forma, una unidad de acción previa del independentismo catalán. En cuanto a Junts, está por ver qué alma prevalece en este partido, aunque a medida que pasa el tiempo casi todos los analistas estiman que al final podrían dar el sí a Sánchez porque además la abstención ya no le vale al PSOE tras el recuento del voto de los españoles residentes en el extranjero… o sí, porque ahora se ha puesto sobre la mesa que el voto de Coalición Canaria podría voltearse hacia el denominado ‘bloque de progreso’, lo que le daría a Sánchez una victoria mínima y ajustadísima en votación simple, con una legislatura por delante en la que cada votación corra el riesgo de ser un auténtico thriller.
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