El río Guadalete, su recuperación para Jerez, es uno de esos temas recurrentes que salen en las páginas (o las pantallas de los ordenadores) cada equis tiempo. ¿Cuánto tiempo lleva el Ayuntamiento, gobierne quién gobierne, pensando que algo tiene que hacer con su río? Lo cierto es que Jerez ha vivido siempre de espaldas al río. Eso es evidente simplemente mirando donde se encuentra la ciudad y los kilómetros de distancia que la separan –que la siguen separando, siglos después– del cauce del río.
Evidentemente, Jerez no es una ciudad a la que divida ningún río. Otra cosa es la situación de los distintos núcleos de población que se han ido creando atraídas por el río como fuente de riqueza, tanto por su fértil ribera como por las posibilidades de pesca en su día. Albarizones, Lomopardo, La Corta, El Portal... son barriadas enclavadas en el municipio de Jerez para las que el río Guadalete ha formado siempre parte de la vida de sus habitantes, algo que, en honor a la verdad no ha ocurrido nunca con los habitantes de Jerez ciudad más allá de ir de vez en cuando a comer a alguna de las ventas.
Estamos en jornada de reflexión y hay que reconocer, aunque no se den nombres, que, efectivamente, han sido varias las formaciones políticas que durante la campaña y en su programa se han interesado por el río Guadalete, qué hacer con el río Guadalete, implicando incluso al municipio vecino de El Puerto (y no tanto a Arcos, río arriba). No queremos dudar en estas líneas de las buena voluntad política al respecto, pero es un hecho que el río Guadalete comenzó hace unos treinta años a formar parte de la agenda municipal de Jerez. Al principio por la necesidad de que estuviera limpio –en todo el sentido de la palabra, desde la recogida de enseres a la invasión de especies arbóreas que no corresponden al soto que acompaña su cauce.
Luego ya fueron planteándose propuestas y pequeñas iniciativas relacionadas tanto con los deportes acuáticos como con el aprovechamiento de las riberas, sobre todo con senderismo, pero lo cierto es que lo que se ha ido haciendo en poco sobrepasa la anécdota y está lejos de un auténtico aprovechamiento turístico. Haría bien el Ayuntamiento que resulte del 28M en promover un plan integral que implique de verdad a otras administraciones y a la iniciativa privada. El río y el paisaje lo merecen.
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