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La alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, no ha tenido la mejor de sus mañanas este jueves. Desde primera hora se ha visto otra vez salpicada por el virus de la corrupción. Para los políticos, casi peor que el ébola, oiga. Ha tenido un agrio patronato de la Fundación Teatro Villamarta, donde ha tragado saliva para cesar al hasta ahora director general, Francisco López, mientras a la vez oía en las ondas y leía por escrito que tendrá que acudir a declarar ante un juez el próximo día 20 por una querella interpuesta por Urbanos Amarillos por presuntos delitos de apropiación indebida y prevaricación. Mirando por el retrovisor, ve la Gürtel caminando como el asesino de las películas de miedo, lento pero decidido. Y ahora, nuevo marronazo. Por más que aprieta el contacto hacia el 24 de mayo, el coche no arranca. Preguntada por los periodistas, Pelayo ha apelado al 'esto va a quedar en nada' -lo de Urbanos-, incluso ironizando: "Como si tuviera en el garaje de mi casa la flota de autobuses urbanos. Esta querella no tiene fundamento".

Más allá de que por su condición de senadora -y aforada, por tanto- aún tardemos en saber qué resolución tiene esta nueva causa judicial que se abre, independientemente de que por supuesto también pueda quedar en nada al final, resulta sumamente llamativo el doble lenguaje de la alcaldesa en cuestión de un mes. No hace ni treinta días valoraba enérgicamente la condena a su predecesora en el cargo, Pilar Sánchez, quien ha sido condenada en primera instancia por el 'caso desvío de fondos del Plan E'. Una causa por la que se le ha sentenciado en primera instancia con dos años de prisión y una multa de la friolera de 8,6 millones de euros. Equivalente al dinero gastado en corriente pese a que debía destinarse a un fin muy concreto. Sánchez aseguró incluso que había un plan de reposición en la tesorería del Ayuntamiento pero ni por esas.

Opinaba Pelayo que el fallo judicial refleja que “había un caos bastante importante en la gestión del Ayuntamiento, que en parte estaba provocado por una cuota importante de despilfarro por la desorganización”. E iba a más, afirmando a mediados de octubre pasado que en la actualidad la situación “también es dura” en el Consistorio, pero están pagando nóminas y a los proveedores “sin utilizar los fondos como no hay que utilizarlos”, por lo que apeló al “rigor”, y remachó con un “hay gestiones y gestiones”. "No todos somos iguales", reivindicó como colofón. Evidentemente, tampoco Pilar Sánchez desvió ese dinero público para ingresárselo en su cuenta corriente, como ella no tiene como nuevo hobby coleccionar autobuses chatarra. De eso Pelayo seguro que es consciente. Como se ha reiterado, Sánchez empleó aquella millonada en pagar nóminas a trabajadores y subcontratas, entre otros gastos ordinarios.

La querella que ha interpuesto Urbanos Amarillos se basa principalmente en considerar que el Ayuntamiento, con Pelayo al frente, está haciendo uso de una flota de autobuses que es de su propiedad y que éste ni devuelve ni paga. Obviamente, la excelentísima alcaldesa no se ha llevado la flota a su casa para su disfrute personal, pero digamos que, al igual que en el caso anterior, lo que es caos y desorganización, y falta de rigurosidad parece que hay a espuertas por parte de su 'ejecutivo'. O al menos, con las suficientes grietas como para que ante un caso de esta magnitud el oponente vea resquicios claros para contraatacar. La cosa es aún peor: cómo es posible que hace solo un mes la candidata a la reválida en 2015 por el PP jerezano sostuviera que ella está pagando nóminas y proveedores "utilizando los fondos como hay que utilizarlos -cosa que dice que no hacía Sánchez-", y que esta misma semana en pleno haya admitido la noticia que adelantó La Voz del Sur Jerez: que efectivamente ha desviado o desfasado de la tesorería más de ocho millones del segundo pago del canon por la privatización de Aguas de Jerez para pagar "nóminas y proveedores". Esto es algo que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas prohíbe a ayuntamientos con planes de ajuste, por lo que también se tendrá que reponer el dinero, sin que se sepa a ciencia cierta cuándo y cómo. Había un dicho sobre las barbas de tu vecino, pero mejor lo dejamos para otro día.

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