Núñez Feijóo lo apuesta todo al PNV

El PP se siente espoleado tras la designación de su candidato y cree que, pese a las negativas anteriores siquiera a sentarse a negociar, hay una posibilidad con los nacionalistas vascos

Núñez Feijóo, en su visita a La Zarzuela este martes.
Núñez Feijóo, en su visita a La Zarzuela este martes.

Alberto Núñez Feijóo tiene un plan. Otra cosa es que le salga, que será muy complicado. Ese plan se llama PNV. El PP tiene intención de establecer una ronda de contactos con todas las fuerzas electorales -excepto Bildu- para tratar de sumar los cuatro apoyos que le faltan para alcanzar la mayoría absoluta (176) del Congreso y obtener la investidura de su candidato, contactos en los que tiene intención de dar prioridad absoluta al PNV y sus cinco diputados.

La idea es atraer al PNV con una propuesta que incluiría una mejora en los plazos del AVE para Euskadi y también una renegociación del concierto vasco. Esos son los dos grandes temas sobre los que el PP quiere hablar con los nacionalistas vascos, con los que ni siquiera consiguió sentarse en la búsqueda de apoyos tanto para la constitución de la mesa del Congreso como para la investidura del propio Feijóo y que, además, siempre han dicho que no estarán donde esté Vox. Por eso, en el PP no son exactamente optimistas, pero se sienten espoleados por la elección en primer lugar por parte de Felipe VI y creen que hay una posibilidad de revertir la situación actual, que pasa por el PNV. 

Lo cierto es que en Euskadi hay elecciones autonómicas dentro de un año y el PNV no las tiene todas consigo. De hecho, empieza a tener un problema con Bildu, pero también viene observando el creciente entendimiento entre los socialistas, su socio preferente durante décadas, precisamente con la formación de izquierda abertzale. Desde el PP también han recordado los gestos de buena voluntad que han tenido recientemente con los nacionalistas vascos, como otorgar sus votos para que el PNV gobierne la Diputación de Guipuzcoa, aunque solo fuera para que no gobernase Bildu.

El calendario ha echado a andar. El 26 y el 27 de septiembre sería la votación de investidura y, llegado el caso, las elecciones generales se repetirían el 14 de enero, evitándose las Navidades. No hay más opciones. Un gobierno de ‘gran coalición’ con el PSOE, aunque fuera para citarse de nuevo con las urnas en un par de años, es algo descartado por los socialistas, que se sienten cómodos con el autoproclamado ‘bloque de progreso’ que están en disposición de reeditar sumando los votos de los independentistas catalanes de Junts.

A tal fin ya han comenzado a trabajar en algo más que gestos, como facilitar que tanto ERC como Junts tengan grupo propio en el Congreso -con lo que eso significa tanto en lo que se refiere a protagonismo como a asignación económica- mediante la cesión de los diputados necesarios. Mientras, Pedro Sánchez y su equipo tendrá que seguir trabajando en cerrar los flecos que tiene con estas dos fuerzas y con el propio PNV, cuyo portavoz, Aitor Esteban, declaraba esta misma semana que por ahora no ha pasado de una simple conversación telefónica y que una cosa es la mesa del Congreso y otra la investidura.

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