España se convierte en la primera gran economía europea que baja la inflación del 2%

Se trata de un dato, sin duda, positivo sobre la marcha de la economía española, aunque a corto plazo se espera que sigan subiendo los tipos de interés y, en consecuencia, las hipotecas

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, que por ahora no toca el precio del dinero.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, que por ahora no toca el precio del dinero.

La inflación en España baja del 2% por primera vez en los últimos dos años, hasta quedar en el 1,9%. Es la primera gran economía de la Unión Europea (UE) en conseguirlo desde que en 2021 diera comienzo una espiral inflacionista en todo el mundo, que se vio redoblada tras el inicio de la guerra de Ucrania en febrero de 2022. Se trata de un buen dato, mejor que el del resto de países de la Unión Europea, que siguen uno o dos puntos por encima de España en el mejor de los casos aunque, todo hay que decirlo, con uno o dos puntos más de subida media en los salarios.

El presidente, Pedro Sánchez, no ha dudado en hacer uso de este dato para la precampaña electoral y ha vuelto sobre un eslogan que ya ha utilizado en otras ocasiones, el de que "la economía española va como una moto", dato y frase que confronta con un líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, al que se le ve un tanto despistado en el tema económico, y sin un responsable claro de estos temas en las filas de su partido que se perfile como futuro ministro de Economía.

A este 1,9% de subida interanual hay que ponerle un par de 'peros'. De una parte está que se partía de unos precios que simplemente estaban desbocados y, en segundo lugar, está el hecho de que la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta ni alimentos ni energía) sigue en el 5,9%, lo que no deja de ser un problema porque, por su naturaleza, cuesta más que vaya bajando.

El Gobierno ha aprovechado para sacar pecho por las bonificaciones y la reducción de impuestos que ha venido aplicando para luchar contra la inflación, medidas que, en algunos casos, acaba de renovar, cuando, en propiedad, cabría hablar de suerte desigual en su aplicación: es evidente que el descuento de los carburantes, que se mantiene en el caso de distintos grupos profesionales, ha tenido una incidencia positiva, mientras que la reducción del IVA en varios productos básicos que empezó a aplicarse desde el 1 de enero ha pasado prácticamente desapercibida para el consumidor, ya que se la comió la habitual subida de precios 'porque toca' de comienzos de año y el incremento del impuesto al plástico (a los envases, en definitiva) que coincidió en fechas.

En lo que parece que no cabe esperar novedades positivas a corto plazo es en el precio del dinero. En julio está anunciada una nueva subida de tipos –uno de los principales mecanismos que se están utilizando para luchar contra la inflación–, por lo que por ahora no se vislumbra una tregua para las familias endeudadas con una hipoteca.

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